Los cambios viven marchando

Los cambios viven marchando

Cuando uno observa la realidad que lo rodea se da cuenta que los cambios que se venían produciendo como consecuencia de la revolución tecnológica y la virtualización de la economía, se han profundizado. Que las predicciones sobre que la pandemia iba a acelerar estos cambios, se está cumpliendo.

Podríamos dar muchos ejemplos de esto: Un comercio del centro de Córdoba instalado sobre una de las arterias más concurridas de la ciudad, ahora debe vender el 50% de sus productos por internet para sobrevivir; un gerente de banco que comenta su preocupación por que la gente va menos a la sucursal, no demanda créditos (porque no los puede pagar) y adopta la oferta de servicios financieros virtuales; los robots que las fábricas lácteas de la región han adquirido para mejorar su productividad y que reemplazan el trabajo de varias personas; muchos empleados públicos que están trabajando en modo home office con la certeza de que ya no volverán a hacerlo en sus oficinas originales… y así podríamos seguir.

El gran problema a enfrentar por la humanidad en los tiempos que vienen no solo son los cambios en sí mismos sino la velocidad con la que se producen, y la pandemia los acelero aún más. El ser humano es reacio a cambiar, a todos nos gusta permanecer en nuestra zona de confort y que los que cambien sean otros, pero esta vez no habrá excepciones. El proceso nos impactará a todos, en mayor o menor medida.

 Esta situación hará que desaparezcan muchas actividades que hoy conocemos y surjan otras impensadas, con nuevos actores.

Es por eso que el acceso a buena información y un diagnóstico de dónde estamos parados con nuestra actividad nos permitirá, en muchos casos, anticiparnos a los cambios y adaptarnos exitosamente a lo que viene en el futuro.

A la crisis vernácula que arrastramos los argentinos debemos sumarle esta crisis del sistema global. Nada fácil de enfrentar lo que se viene. Pero también es cierto que contamos con la ventaja de saber sobrevivir en la inestabilidad, que no es poco. Un ejercicio que el argentino lleva años haciéndolo y que en estos tiempos se transforma en un valor.

Lamentablemente la posibilidad de adaptación no es igual para todos, las oportunidades no son las mismas y este escenario ampliará la brecha social. ¿Alcanzará con la asistencia del Estado para resolverlo? ¿Cuáles serán las consecuencias sociales de tal situación?

Esto transforma a los desafíos de cambio en un hecho social, no solo individual. Las comunidades deberán resolver de manera integral estos problemas que nos impone esta nueva realidad. La adaptación al cambio no tendrá sentido si solo es un hecho de salvación personal en el marco de una crisis social colectiva de magnitud.

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