La oposición, tras la interna radical

La interna radical provincial y local definía no solo cargos partidarios sino también el perfil de oposición que se avecina en los próximos meses/años. La escasa participación de afiliados (aunque dirigentes del centenario partido quieran hacer creer lo contrario) demuestra la crisis profunda que vive el radicalismo en todos sus circuitos y permite -además- señalar que la reconstrucción no depende de un proceso electoral interno, sino más bien de un profundo debate sobre el rumbo de partido.

 El radicalismo sabe que en soledad no puede enfrentar ningún comicio general, ni en Villa María ni en Córdoba ni en Nación. Sólos, con la famosa Lista 3 en el cuarto oscuro, sería un salto al vacío. Por eso no tiene otro camino que una política frentista para sobrevivir en el tiempo, reinventarse y tener alguna expectativa de poder. Hoy, esa alianza se la ofrece el Pro. No tiene alternativas en el ajedrez de la política argentina. En efecto, en la elección del pasado domingo se definía también el nivel de acercamiento, mayor o menor, con el macrismo. Ganó, claramente, la postura más cercana a los “amarillos”.

  Pasó en Córdoba, con Marcos Carasso como presidente del Comité Provincia; pasó en Villa María, con Cecilia Fernández como presidenta del Comité de Circuito. Ambos, del núcleo interno Convergencia Radical que unió a dirigentes como Negri, Mestre y Rossi. Si bien proclaman un armado futuro de la oposición que tenga al radicalismo en el centro de la escena, y puede ocurrir en función de los nombres que se ubiquen en la competencia de los cargos electivos, el macrismo respira tranquilo y sabe que en Córdoba no tendrá demasiados obstáculos para sellar y ratificar el acuerdo con el partido que le garantiza estructura, dirigentes y votos en el interior.

  En el caso de Villa María, ganó la lista “apadrinada” por los concejales Romeo Benzo y Luis Caronni, que llegaron a sus bancas con el frente macrista Vamos Villa María. Un sector del radicalismo, en 2019, decidió apoyar a Gustavo Bustamante y ni siquiera superó el 6% de los votos. Por eso, el grueso del radicalismo hoy elige esta alianza con el Pro. Aunque les cueste identidad y hasta dolores de cabeza. Otros, como el sector que encabezó Nicolás Marcotegui en la interna, prefirió no convalidar una elección que supuestamente tenía irregularidades y se bajó.

 El futuro de la oposición local mostrará, si nada extraño sucede, un radicalismo y un macrismo con más afinidad ideológica y práctica en el armado de listas; les quedará elaborar un plan de gobierno, generar expectativas en la sociedad, cambiar la imagen que dejó la gestión nacional de Macri; y así intentar incomodar a un peronismo que no atraviesa su mejor momento de gestión, pero que aún no percibe un rival de fuste que le pueda disputar el territorio en 2023 (o si Gill renuncia y convoca a elecciones antes de tiempo).

 Para el Pro local, la ganancia es doble tras la interna radical. Fuentes del partido señalaron a Claves Digital que la escasa cantidad de votantes no les deja margen de negociación a futuro. Y, además, los triunfadores tienen buen vínculo con Darío Capitani, el elegido de “los amarillos” para competir en las próximas elecciones (ya lo dejó en claro con los carteles que pegó días atrás en la vía pública).

 El oficialismo, por su parte, vivió un momento incómodo esta semana en el Concejo Deliberante. Los tres tribunales de cuentas, inclusive los dos de la mayoría, firmaron un documento cuestionando el proyecto de comisión de seguimiento de la obra pública que se debate en el cuerpo. Se trata de un proyecto presentado en conferencia de prensa por el intendente interino, Pablo Rosso, y el presidente del Concejo, Carlos De Falco. Es decir, las dos principales autoridades de la ciudad. Los tribunos Mauro Beltrami, Carola García (ambos oficialistas) y Miguel Maceda (oposición) exigieron explicaciones sobre una iniciativa que, a su entender, amenaza las competencias del órgano municipal fijadas por Carta Orgánica. Al respecto, sostuvieron: “Le solicitamos que, al fijar las funciones de la comisión a crear, se respete la COM y por consiguiente a los órganos de control existente los cuales tienen asignada las funciones y deberes suficientes para cumplir con los fines para los cuales fueron creados”. 

 Es la primera vez que un órgano municipal, con mayoría oficialista, cuestiona abiertamente un proyecto del Departamento Ejecutivo y del Concejo Deliberante. Ocurría en los años de Naselli y Maristany, con mayoría opositora. Lo que evidencia que las internas y la falta de coordinación en la gestión sigue siendo una moneda corriente. 

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