Menú de barrio y las ganas de pasar a comer

Descontracturado no es ese “así nomás”. Dinámico no es sólo rápido y ágil. Y el menú tipo ejecutivo, ese que en el mediodía de la ciudad resulta apenas una escapada para almorzar y llevar adelante una pequeña reunión o encuentro de afectos, no sólo puede ser una minuta. Aunque lo sea. Por ahí pasa la propuesta de Mood. Con valores agregados: comodidad, diseño y más.

Cuando buscás una salida del microcentro, por calle Entre Ríos, el nuevo restaurante se alza como de los más asistidos por estos tiempos, no solo al mediodía, sino en las cenas, con un estilo de diseño, comodidades que son para destacar y una atención que vale la pena tener muy en cuenta.

Se propone a la vanguardia en distintos aspectos, desde la denominación de “menú del barrio” al variante del “ejecutivo” a la dinámica del servicio y la estética en la presentación del plato.

Viernes: Marucha deshuesada con ensalada de papas y huevos. Bien, Willy se encarga del salón y será el responsable de nuestra atención. Iniciamos la espera con un pancito y una salsa a base de salmón rosado –nos aclara-. En pocos minutos tenemos novedades: Dos trozos importantes de carne vacuna con una salsa criolla (con un toque cítrico) y la guarnición dispuesta tipo torre, con unas hojitas de perejil izadas en la cima hacen que la vista compruebe cuando la presentación hace la diferencia. La textura de la carne está buena y me vale apreciar el corte elegido, por lo sabroso, tierno y magro. La porción es contundente y no me lleva al costado de un camino cualquiera. Es cuidado y se nota. No hay excesos en condimentos y es el personal quien se encarga de ofrecer agregar sal o pimienta.

El valor de lo que se denomina menú de barrio es un dato curioso y módico. Si bien el número de platos en serie que se sirve un mediodía puede acomodar cifras, también las demás opciones y el tapeo se muestran como muy buenas alternativas al bolsillo.

Por otra parte, el ambiente es de lo más relajado, variado, casual si se quiere. Hay parejas, amigos, familias, compañeros de trabajo, reunidos de la hora y del día que los juntó por vaya a saber qué. La música te acompaña en la mesa, pero se sabe que en pasajes nocturnos sube el volumen y son los mozos los que trasladan a los asistentes a una escena de otros paisajes, de otras noches, de disfrute envuelto en personajes, flores o serpentinas. Todo por descontracturar, como un lema. Y eso mismo está asumido y se provoca como un ida y vuelta de clientes y equipo de Mood. Así lo cuentan. Porque está en el espíritu del lugar que sea ese el estado de ánimo y así se disfrute. Y si dan las ganas, está Mood, para no esquivar esas ganas.

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