¡Paren la inflación, paren las internas!

La inflación es un verdadero dolor de cabeza para la población. El índice de 6,7% en marzo (el más alto en los últimos 20 años) grafica en números la percepción generalizada de que el dinero alcanza para comprar cada vez menos cosas. Los trabajadores ven cómo su salario se deprecia mes a mes. Para las empresas, por su parte, representa un aumento sostenido en los costos que dificulta la planificación presente y futura. Nadie puede vivir tranquilo económicamente si los precios cambian de manera permanente. Ninguna economía puede mostrar sanidad con semejantes índices inflacionarios más allá de datos de actividad, empleo y recaudación que evidencian una importante recuperación.

 Este dolor de cabeza generalizado es directamente proporcional al malestar que provoca en la sociedad el permanente internismo político en todos los partidos. La inflación también tiene un alto componente político a pesar de las propias variables económicas. El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, principal socia política en el Frente de Todos, directamente no se atienden ni el teléfono. Lo reconocen los mismos actores. Allí aparecen funcionarios como Sergio Massa y Wado de Pedro intentando mediar y acercar las partes.

 El eterno conflicto de los “vices” con su presidente (sobran antecedentes en nuestro país, desde Menem- Duhalde hasta hoy en tiempos democráticos) exponen la maravillosa capacidad de los dirigentes para armar y desarmar espacios políticos en tiempos electorales, pero desnuda a la vez la escasez de programas económicos-sociales y educativos para llevar a la práctica si acceden al gobierno.

 Quedo en claro con la unidad Pro-UCR en 2015, que terminó con el fracaso de Macri en la presidencia. Queda demostrado una vez más en el Frente de Todos, donde las diferencias de criterios y visiones complican la gestión diaria. ¿Quiénes son los rehenes? La población, sin dudas, que todos los días enfrenta costos elevados en alimentos, transporte, vestimenta, educación, servicios, esparcimiento, etcétera, etcétera. En definitiva, Doña Rosa tiene razón: todo aumenta.  

 La decisión de abrir paritarias de manera anticipada en la mayoría de las ramas de la actividad económica es una señal de la preocupación de las autoridades por la caída en el poder adquisitivo en los últimos meses. Incluso fue aceptado por la Unión Industrial Argentina (UIA). Las paritarias son anuales y salvo momentos de excepcionalidad, jamás se abren de forma temprana. Evidentemente es un tiempo excepcional, con una inflación en el primer trimestre que llegó al 16,1%. El ministro Martín Guzmán, ratificado por el Presidente Alberto Fernández y cuestionado por todo el kirchnerismo, dijo que los salarios debían ganarle a la inflación ¿Cuánto será la paritaria 2022? ¿55, 60, 65%? Nadie sabe cómo ni cuánto. Por ahora solo una declaración de buena voluntad.

 Ese internismo permanente también alcanza a la oposición. La inflación no solo es un problema del actual oficialismo. Los números superiores al 40% vienen de los años del macrismo. Esos mismos dirigentes hoy se sientan en un restaurante coqueto de Buenos Aires para definir reglas claras en las primarias del año próximo y discutir si lo seducen o lo enfrentan a Milei, el economista ultraliberal que amenaza con quitarle votos a Juntos por el Cambio. ¿Pero alguno aportó ideas para ayudar al Gobierno con la inflación? ¿Alguno reconoció que el problema se agravó de 2016 en adelante? ¿O cuanto peor, mejor?

 La inflación es un problema multicausal. Lo reconoció hasta el Fondo Monetario Internacional. En este sitio web se encuentran las mejores explicaciones económicas para entender el fenómeno. En lo particular quiero reflexionar sobre los argumentos políticos que echan más leña al fuego. Coaliciones políticas sin planes económicos, ideologías diferentes entre sus principales socios y egoísmo político representan algunos de los factores que conspiran en el saneamiento de la economía. La macro muestra mejores números que la micro, ahora ¿cuándo bajan esas mejoras? La población necesita vivir menos ahorcada y con perspectiva de futuro. Con la incertidumbre del día a día no se va a ningún lado.

 El movimiento de Semana Santa, con reservas superiores al 80; una tasa de desempleo del 7%; una recaudación que crece por sobre la inflación; y sectores con intensa actividad como industria, agro y construcción. Datos alentadores, que nos permiten contrastar esta Argentina de buenas y malas. La economía se mueve, pero los precios también. Los agentes económicos deben aportar lo suyo para frenar la inflación. La política debe pensar en el ciudadano de a pie y no en sus propios conflictos. Con una economía en alza ganamos todos; con inflación del 50% o más perdemos todos. No es muy difícil entenderlo.

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