¿Salud o trabajo o salud y trabajo?

Se viven horas críticas en la Argentina. La cantidad de muertos y contagios no ceden y la capacidad del sistema sanitario (público y privado) se encuentra al límite. Córdoba, en general, Villa María y la región, en particular, no son la excepción. Las cifras de casos diarios de coronavirus se superan día tras día y la capacidad de respuesta en hospitales y clínicas se disminuyen a márgenes muy preocupantes.

 En la jornada del miércoles la ocupación de camas fue del ciento por ciento en la ciudad. La salud siempre es la prioridad, sin salud no hay más nada en el horizonte. Más de 75 mil personas perdieron la vida en el país a causa del letal virus. Sin embargo, no se puede desconocer la dura realidad del sector comercial. Más de 90 mil negocios cerrados en todo el país por la pandemia, 12 mil hoteles y restaurantes. El desastre económico mundial es la otra pandemia.  

  Argentina no resistiría económicamente otro cierre como en 2020. La evidencia se observó en las últimas jornadas: pese a las prohibiciones, muchos comercios mantuvieron sus puertas abiertas (en algunos casos atendiendo en el ingreso, otros dejando entrar a clientes). Vale recordar que el comercio no esencial está habilitado para vender a través de la modalidad delivery.

  La necesidad de sobrevivir ante la crisis (sanitaria y económica) obliga a cientos de ciudadanos a cumplir las restricciones a medias. El equilibrio entre el trabajo y la salud será fundamental para las semanas que se aproximan.

 Desde el punto de vista sanitario, apenas nueve días de restricciones no cubren ni un ciclo viral del Covid. Desde la óptica económica, otros nueve días de cierre (o tal vez más) significaría ingresar en una zona riesgosa para la supervivencia, sobre todo en el comercio minorista. Ni que hablar de independientes, cuentapropistas o sectores informales. Por eso, ante la pregunta ¿salud o trabajo o salud y trabajo?, el cumplimiento estricto de protocolos permitiría aminorar la cantidad de contagios diarios y asegurar la fuente laboral de cientos de familias. Es la única alternativa posible para evitar males mayores en todos los frentes.  

El comercio, la industria, la obra pública y privada, los servicios básicos y el campo, con sus respectivos protocolos, deberían retomar sus actividades en el corto plazo. Nadie podría soportar una cuarentena prolongada. Si bien la mayoría de la ciudadanía aceptó las nuevas medidas, también es cierto que no podrían sostenerse durante mucho tiempo.

  Las cámaras comerciales Aerca y Acovim se reunieron el jueves con el Municipio y solicitaron una serie de medidas para reducir el impacto de las restricciones. De acuerdo con lo expresado por Roberto Salomón, presidente de Acovim, pidieron la eliminación del OIM para todo el sector local, suspensión de la tasa de servicio al comercio y reemplazo de créditos por subsidios en los rubros más afectados.  

  “Tuvimos la mejor recepción, nos dieron esperanza en todos los puntos para poder acompañarnos. Ahora estaremos a la espera”, señaló Salomón tras el encuentro encabezado por el intendente interino Pablo Rosso.

Presencialidad escolar  

Otras tareas, que implican un mayor movimiento diario de personas, como las escuelas, podrían permanecer (varios meses, mientras pasa lo peor de la segunda ola y la estación invernal) bajo la virtualidad como sucedió en todo 2020. Como señala el doctor Oscar Atienza, especialista en salud pública, la presencialidad escolar implica un movimiento diario de 12 millones de personas en el país, una cifra demasiado grande como para lanzarla nuevamente a la calle en medio de un colapso sanitario.

    Es momento de establecer con claridad las prioridades para la supervivencia social. La salud, en primer lugar. Cuidar la vida de la población es la prioridad número uno para evitar más contagios y muertes. El trabajo, en segundo orden. Hay amplios sectores de la sociedad que necesitan del empleo diario para llevar el plato de comida a casa, pagar los sueldos, cumplir con los servicios, atender las necesidades básicas. El resto, tal vez, puede esperar un poco más. Hay que aplicar el sentido común para no caer en discusiones estériles que no acercan ninguna solución y complican aún más el actual contexto. Dejar suspendida “la grieta” y generar consensos urgentes permitiría afrontar este tiempo con otra perspectiva.

Martin Alexis Alanis

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