Juez o De Loredo, la incógnita opositora

Juez o De Loredo, la incógnita opositora

 La interna opositora en la provincia se resume en dos apellidos: Juez o De Loredo. No hay más. Es la incógnita que la política cordobesa develará en los próximos meses. Al oficialismo provincial, que suma un escándalo tras otro, ahora con el caso Oscar González, el “jueguito” de la oposición lo incomoda, lo perturba. Todavía no identifican al verdadero candidato y especulan con la división de ambos dirigentes para acrecentar las posibilidades de Martín Llaryora, ya lanzado en la carrera por la gobernación.

 El peronismo puso candidato pero no fecha de elecciones. Se habla de abril o mayo, no más allá de junio. Otros aventuran marzo. En cualquier caso, la campaña electoral se hará en ojotas. La convocatoria del gobernador Juan Schiaretti será 90 días antes como marca la ley electoral. Las sierras, las playas y los festivales cordobeses se teñirán de nombres y colores de los principales candidatos.

 Llaryora arrancó antes del Mundial de Qatar, no solo para intentar exhibir continuidad en la gestión, sino también para afianzar su figura en el interior cordobés, donde los candidatos opositores (sobre todo Juez) picó en punta hace rato en la consideración de los ciudadanos. 

 Sin embargo, para el PJ cordobés, cuyo signo Hacemos por Córdoba conduce los destinos de la Provincia hace 23 años, la preocupación por estas horas no pasa por definir la fecha de los comicios. Tal vez puertas adentro ya está cerrada. La preocupación va en dos frentes: 1) cambiar la imagen de los últimos meses, donde los escándalos se sucedieron uno detrás de otro (mala praxis policial, inseguridad, salida del ministro Alfonso Mosquera, muertes de bebés en el Neonatal, renuncia del ministro Diego Cardozo, conflictos gremiales con Uepc y Sueom, y ahora el accidente de tránsito que le costó la vida a una mujer y que dejó dos más heridas gravemente, cuyo responsable del siniestro sería el legislador Oscar González -la Justicia sigue investigando el hecho-, un histórico del PJ provincial y expresidente del cuerpo).

 Y 2) conocer las candidaturas opositoras para salir a confrontar directamente con cualquiera de los nombres mencionados, o los dos juntos. A Llaryora no le alcanzará con mostrar resultados de su gestión en la capital. El 55% de los cordobeses viven en el interior y poco y nada saben sobre su trabajo desarrollado en casi 4 años. En efecto, tendrá que meterse en el barro de la política para competir con dos dirigentes que vienen ganadores y confiados. No es lo mismo una fórmula conjunta Luis Juez – Rodrigo de Loredo, cuyo resultado en las legislativas del 2021 fue muy contundente; que candidaturas por separados, uno en provincia, otro en capital. Ni siquiera es lo mismo un viejo conocido en contiendas electorales como Juez, que uno más novato como De Loredo. Y tampoco es lo mismo un Juntos por el Cambio unido que dividido, este sería el escenario ideal que busca el oficialismo y para eso activa distintas estrategias (no es un acto creativo ni mucho menos, todos los oficialismos lo hacen o intentan hacerlo para debilitar al contrincante).

 Por eso, Juez advirtió el pasado lunes en Villa Nueva, en el marco del lanzamiento de la candidatura del radical Ignacio Tagni, que “las apetencias personales” no deben obstaculizar el camino de la unidad opositora. Y propuso que la dirigencia se encolumne detrás del candidato que más mide en las encuestas (traducción: hoy deberían encolumnarse detrás de él). 

 “Me preguntan cuándo serán las elecciones, y yo les digo que cuando terminen de hacer los nudos de circunvalación”, respondió ante la pregunta de este medio; y además minimizó el lanzamiento del intendente de Córdoba: “¿Adónde lo lanzaron a Llaryora, ni siquiera puede controlar una maratón.

 Vamos a enfrentar a un tipo que ha hecho dispendio del gasto público, pues se gastó 63 millones de pesos para arreglar su oficina mientras en Córdoba no hay gasas y algodones en los dispensarios. Esa es la realidad. Después de un cuarto de siglo es muy poco la generación de dirigentes que han armado, pero ya vamos a tener tiempo. Nada nos apura. Que ellos hagan lo que tengan que hacer, nosotros sabemos cómo nos vamos a manejar”, enfatizó.

 De Loredo no estuvo en el acto por encontrarse de viaje. Pero sí dirigentes radicales como Ramón Mestre, exintendente de Córdoba, cercano políticamente a Tagni. Todavía se recuerdan los fuertes cruces entre Juez y Mestre. Todo eso parece haber quedado en el baúl de los recuerdos. Se dijeron de todo, pero ahora piden unidad y reclaman “no cometer los errores del pasado”. La política es tan cambiante que a veces confunde. Pero son los dirigentes que tenemos, en todos los ámbitos, y en todos los partidos.

 La Mesa de Juntos por el Cambio Córdoba ni siquiera consensuó un reglamento para dirimir internas. Por eso Juez grita por alineamiento al mejor posicionado en los sondeos. La estructura radical del interior puede conspirar contra sus aspiraciones. Y una interna puede dejar heridas de cara a la general.

 El peronismo cordobés, pese a sus actuales problemas, aún goza de buena imagen. El gobernador es el garante de la continuidad, con un nuevo inquilino que quiere llegar al Panal, Martín Llaryora. Además es un espacio político avezado en contiendas electorales. La oposición no solo deberá lidiar con sus diferencias, egos, sino también contra un oponente hábil que maneja la caja del Estado provincial. Juez o De Loredo. A deshojar la margarita. Sin esa resolución, todo lo demás serán habladurías sin sentido en el arco cambiemita. 

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