En el lujo de Dubai
Carina Arossa, una joven cocinera de 41 años que nació en Pueblo Italiano, en el interior de Córdoba, pero que vino a estudiar a Capacitar en donde se recibió, ha logrado establecerse como chef de cocina en uno de los hoteles más lujosos de Dubai, Vida Hotels & Resorts, parte del grupo Emaar. Con 14 años de experiencia en el país árabe, Carina ha recorrido un camino de éxito y crecimiento profesional en un entorno exigente y competitivo.
Llegó a Dubai por intermedio del Chef Norberto Ale Palacios, con quien había trabajado en Howard Johnson, en su inauguración en nuestra ciudad. Allí tomó contacto, y tiempo después la llamó para trabajar en el país árabe y con el objetivo de tener una experiencia nueva es que partió. "Quería aprender idiomas y sobre otras culturas", dijo Carina, quien se sintió atraída por la idea de vivir y trabajar en un país con una rica historia.
Al llegar en 2011 ingresó a un restaurante argentino llamado Asado, de un hotel instalado allí. Cuenta que la terraza del restaurante daba a la fuente del El Burj Khalifa, el rascacielos de estilo neofuturista ubicado en Dubái. Allí estuvo hasta 2016, cuando decidió viajar a Omán, el país vecino donde vivió nueve meses.
Al volver a Dubái, comenzó a trabajar en un hotel que tenía una cancha de polo y un restaurante argentino. Allí pasó la pandemia y volvió al primero donde estaba, éste cerró y el año pasado ingresó en donde hoy está.
En el 2024 y por un intercambio estuvo unos meses trabajando en un hotel de la misma cadena en Egipto.
Carina indica que la vida en Dubái tiene sus desafíos y ventajas. “Siempre es difícil vivir y estar fuera del país, se extraña la familia, por ahí al principio extrañaba eso que pasa en argentina de que salís en la bici y te vas al río. O la posibilidad de tener a la mano una persona conocida. Se extraña no hablar en el idioma. Por ahí cuando encuentro a alguien que hable español me siento muy contenta. Por ejemplo, disfruto el humor, porque el humor se disfruta más en español. Se extraña la comida, hay muchas restricciones, por ejemplo, no es fácil conseguir cerdo o si tenés esas ganas de comer un pebete y un sándwich de miga. Lo que no hay son panaderías, la panificación no es buena. Se extrañan los helados y el folclore de la calle de Argentina”, cuenta.
Sin embargo, también destaca la oportunidad de crecer profesionalmente y de conocer gente de diferentes culturas.
Valora que el trabajo en Dubái puede ser exigente, pero también es gratificante. "Cuando llegué trabajaba todos los días muchas horas y pude ahorrar porque no tenía espacio libre para usar esos ingresos. Con el tiempo fui ascendiendo hasta llegar a esta posición, Chef de cocina. Rinde por el tema del cambio del dólar. Pero depende de la vida que uno lleva aquí, yo no salgo mucho.
Pero si se sale, se consume. Aquí gastas como si fuera allá. El transporte no es barato y las salidas tampoco”.
“En cuanto a salario es variado, van desde los 1400 a 10.000 Dirhams, en el puesto más alto dentro de una cocina en hotelería.
Pero un chef ejecutivo puede llegar a más de 20.000 en hotelería. La gente que está en la bacha gana muy poco. En los contratos te dan habitación para compartir. Son edificios en donde vive todo el personal de la empresa. En departamentos para cuatro. Un chef está solo o compartiendo con otro. En mi posición me habilitan el dinero para alquilar, que es más o menos la mitad del sueldo lo que tengo para hacerlo y para transporte”.
Por ahora está pensando en quedarse un tiempo más, pero en su cabeza planea abrir algo propio y está buscando dónde hacerlo, si en su país o en el extranjero.
