Llaryora o Juez

 La política cordobesa vivirá tres meses de polarización absoluta resumida en dos nombres y apellidos: Martín Llaryora y Luis Juez. Uno de los dos será gobernador, el otro esperará un nuevo turno electoral. Los otros candidatos apenas completarán la grilla y sumarán más casilleros en la Boleta Única. El peronista y el cambiemita son los únicos con chances reales de pisar El Panal tras años de hegemonía de apenas cuatro gobernadores en 40 años de democracia: Eduardo César Angeloz, Ramón Mestre, José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti. Dos radicales, dos peronistas; 16 años de radicalismo, 24 de peronismo en la segunda provincia de la República Argentina (el último censo marcó casi 4 millones de habitantes).


 Al inicio de esta semana se resolvieron las dos principales incógnitas en la previa de la campaña: 1) la fecha de las elecciones, fundamental para ordenar el proceso electoral; y 2) el candidato de la oposición. Faltan aspectos claves, pero tal vez menos determinantes: 1) si la Capital adhiere al comicio en la misma fecha de la Provincia; 2) Si Rodrigo De Loredo será candidato a intendente de Córdoba o vicegobernador de Juez; 3) las candidaturas a vice en el oficialismo, tanto en la provincia como en la ciudad capital; y 4) si los partidos minoritarios le podrían restar puntos claves a las grandes coaliciones. 


 Resumiendo: el gobernador Juan Schiaretti convocó a elecciones para el domingo 25 de junio. Una semana después del Día del Padre y 15 días antes del inicio de las vacaciones de invierno. Además, si el oficialismo retiene el poder en Córdoba, tendrá 50 días para capitalizar la victoria en todo el territorio nacional, en su proyección de mostrarse competitivo de cara a las Paso (previstas para el 13 de agosto).


 A priori, no habrá divisiones en las coaliciones principales: Hacemos por Córdoba llevará como candidato a Martín Llaryora; Juntos por el Cambio a Luis Juez. Son dos peronistas, en definitiva. Llaryora mostró “las garras” en algún momento, con el famoso “Peronismo que Viene”, pero nunca se alejó de la estructura pejotista dominada por De la Sota y Schiaretti. Juez, en cambio, se fue del peronismo y comenzó un camino que lo llevó a la permanente oscilación política hasta recaer en Juntos por el Cambio. Juez es juecista, solo se tiene a él mismo y a la simpatía que le genera a cierto electorado. Por eso mide más que el resto en las encuestas. Su estructura política es casi inexistente. Los radicales, aun impactados por la decisión de De Loredo, que se bajó esta semana de la pelea, deberán trabajar por la candidatura de un dirigente al que siempre rechazaron (algunos todavía se resisten y recurrirán a la Justicia para que se habiliten internas). Cosas de política. 


 En la comparativa, ambos tienen similitudes, fortalezas y debilidades. Forman parte de espacios que tienen un rival en común: el kirchnerismo. Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio sustentan su identidad en base al rechazo acérrimo “a los K”. Allí no hay diferencia, al contrario, se disputan la narrativa más anti K. Casi el 90 por ciento del electorado en Córdoba rechaza al kirchnerismo, solo basta con mirar los números de las legislativas. Entonces, ¿dónde podrán diferenciarse?


 Y allí la política doméstica jugará un papel central en la campaña. Con un enemigo común en Nación, la disputa por el voto de los cordobeses se enfocará en aspectos de exclusivo interés provincial. La diferencia es solo de matices, la matriz ideológica es casi idéntica. Por eso la campaña puntualizará en debates de estricta competencia provincial como salud, educación, seguridad, calidad institucional y obra pública.


 Llaryora pondrá sobre la mesa las virtudes del “modelo cordobés” de gestión sustentado fundamentalmente en un amplio plan de obras públicas y prolijidad en la administración de los recursos estatales. Juez hará hincapié en los déficits en materia de seguridad, educación y salud. Otros temas podrán colarse en la campaña como la deuda en dólares del Estado provincial, el déficit de la Caja de Jubilaciones y los antecedentes de Juez en la gestión en la ciudad de Córdoba entre 2003 y 2007.


 El oficialismo hará hincapié en la previsibilidad en la gestión y apoyará su discurso en el paraguas de imagen positiva en el cual se asienta el gobernador Schiaretti. La oposición pedirá en su relato un cambio de signo político tras 24 años consecutivos de peronismo. Que el oficialismo haya conservado por tantos años el poder no es virtud únicamente de su propia administración, sino también en la imposibilidad de generar en la oposición un proyecto serio que amenace la estructura peronista. Ahora los competidores parecen más cercanos en cuanto a intención de votos respecto a 2019, donde Schiaretti arrasó en las urnas. Las encuestas son parejas, muestran diferencias similares según quien las exponga, lo que nos permite inferir un final tan cerrado que ninguno se anima a mostrar números con ventajas holgadas. 


 En las urnas estará la mismísima verdad. El 4 de mayo vence el plazo de presentación de listas, luego llegará el momento de la campaña dura. Allí muchos más prestarán al mensaje de los candidatos. Las elecciones se definen en los últimos 15 días, cualquier sondeo anticipado muestra la foto de un momento, nada más. La gran mayoría recién analizará su voto en la recta final. Se vienen tres meses a todo o nada. Se terminan las palabras. A competir.

Martín Alexis Alanis.

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