¿Qué cambios generó la IA en 2025?
Un informe del sitio especializado mentepost.com señaló que durante 2025, la inteligencia artificial (IA) dejó de ser una tecnología emergente para convertirse en parte del uso cotidiano en múltiples sectores. Más allá del ruido mediático, el impacto real de la inteligencia artificial en 2025 fue progresivo, silencioso y profundamente cultural. No hubo una ruptura abrupta. Hubo una integración progresiva.
Allí se explicó que, a diferencia de otros ciclos tecnológicos, la IA no llegó a 2025 como un fenómeno marginal. Se integró directamente en flujos de trabajo, plataformas educativas, buscadores, sistemas de atención al cliente y procesos editoriales.
De acuerdo con reportes recientes de la OCDE, uno de los principales cambios no fue el desarrollo de nuevas capacidades técnicas, sino la normalización del uso de sistemas automatizados en tareas cotidianas, especialmente en economías urbanas y sectores basados en conocimiento.
El cambio no fue visible para todos al mismo tiempo, pero sí constante. El detalle:
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1- La IA dejó de ser experimental
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Muchas organizaciones pasaron del “probar herramientas” al “incorporarlas de forma permanente”. Esto ocurrió especialmente en áreas como análisis de información, redacción asistida, soporte técnico y educación digital.
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2- Aumentó la dependencia operativa
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Sin reemplazar masivamente a las personas, la IA comenzó a ocupar un rol clave como capa intermedia: revisa, sugiere, filtra y prioriza. Esto redujo tiempos, pero también concentró decisiones en sistemas automatizados.
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3- Se desplazó el foco del desarrollo al uso
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Más que nuevos modelos, 2025 estuvo marcado por cómo se usaron los ya existentes. El debate dejó de ser técnico y empezó a ser organizacional y cultural.
“Pese a la percepción general, la inteligencia artificial no transformó de raíz el mercado laboral ni sustituyó de manera generalizada el trabajo humano. Estudios publicados por la Organización Internacional del Trabajo señalan que, en la mayoría de los sectores, la IA actuó como complemento y no como reemplazo directo”, dice el informe citado.
Tampoco resolvió problemas estructurales por sí sola: desigualdad digital, desinformación o sesgos culturales siguieron presentes, incluso amplificados en algunos contextos.