El creador del gin Heráclito es de Villa María

“Creo que los villamarienses tenemos eso de  querer andar por el mundo”, asegura Julián Varea, el creador de gin Heráclito & Macedonio, Heráclito London Dry y los vermút Lunfa, más un bitter rojo, reconocidos, premiados y destacados en cada vinoteca de la ciudad y mucho más allá.

Julián Varea vivió en Villa María apenas hasta los 10 años, contó al programa Por Puro Placer, que se emite los lunes por FM Centro 99.3. A esa edad, la familia se mudó a la ciudad de Córdoba por traslado laboral de su padre. Sin embargo, en cada oportunidad, manifiesta su lugar de origen y recuerda su infancia: “Soy de Villa María hasta los 10 años, hincha del Rivadavia, donde me formé hasta cuarto grado, tenista del Sport” y con parte de esa infancia vivida en Hipólito Yrigoyen 85, “en la Galería Internacional, pleno centro…”, recuerda.

“A mi viejo lo trasladan a Córdoba capital, donde estudié en el colegio Monserrat y viví allí hasta los 18 años, después Buenos Aires… Bastante inquieto, creo que Villa María nos da algo de eso, que los villamarienses, a cada uno que veo y contacto, tenemos un espíritu de búsqueda muy notorio”, resume.

Acota también que “el abuelo, don Ginés Garrido, dio varias vueltas por el mundo”, y quizás está en el ADN. O hay algo en el agua, diríamos.

“Estudié Ciencias Políticas en la UBA (Universidad de Buenos Aires), a los 22 me fui a Inglaterra, donde trabajaba en el sector financiero y me empecé a formar como perfumista, que fue el germen de mi ocupación, de mi oficio actual. El disparador de una locura”, cuenta Julián, que dice, eso comienza a alimentar “ese espíritu de búsqueda”.

En perspectiva, analiza que se veía como una persona “de no conformarse con lo que uno estaba viviendo. Si bien en el mundo financiero tenía la parte económica bastante resuelta, faltaba la parte espiritual y el alma que no se contentaba con solo cubrir esos espacios de poder pagar las cuentas a fin de mes o poder mandar los chicos a un colegio que guste. Quedaban algunos huequitos vacantes y era lo que uno quería llenar”. Entonces decidió formarse en el Morley College.

Un relato mágico
“Siempre dije que la vida artística me nutrió mucho viéndola desde afuera y quería ver de qué forma podía contribuir. Pésimo con las manos, así que cualquier tipo de arte, sea visual, me estaba vedado al 100%, pésimo con las manos para tocar cualquier instrumento, tengo una voz espantosa, así que por suerte, en el medio de todo esto aparece un relato de mi viejo que me contaba de un perfumista que andaba por el mundo descubriendo aromas y que en cada parada componía nuevos aromas, lo que me generó una fantasía muy linda y me dio ganas de adentrarme en ese universo. Así fue que en Inglaterra tuve la oportunidad de estudiar y conocer las materias primas, de cómo se combinan unas con otras, de hacerme de mi primer órgano (el set de fragancias) que uno usa en la perfumería para crear cositas nuevas”, relata el villamariense.

Asegura que “ese fue el disparador de la locura final, que fue cambiar las esencias por insumos naturales, que me proveen de aceites  esenciales en cualquier forma que las use, ya sea destilando, macerando o el mecanismo de extracción que yo elija para crear bebidas, que es hoy lo que me apasiona y con lo que trato de aportar a la industria de las bebidas a nivel nacional”.

Vale aclarar que, en el medio de esas decisiones, Julián vuelve a Buenos Aires y se instala en pleno Recoleta, con una perfumería “de autor” (Elefante & Castillo), aunque aparece adelantado a los tiempos. Luego el cambio.

El primero
Heráclito & Macedonio irrumpió en el mercado. “En diciembre de 2016 hago las primeras 12 botellas para compartirlas con amigos, en casa”, afirma.

Explica que “es un gin de coloración rojizo. La idea era que tuviese infusionado en flores, porque las flores en el mundo de la perfumería son el corazón de los perfumes, lo que le aporta complejidad, y cuando hice este primer gin, yo quería que conectara mis dos mundos: la perfumería con el desembarco en el mundo de las bebidas. Una propuesta un poco jugada y muchos me dijeron de por qué no hacer un gin clásico, pero tampoco tenía el instrumental para hacer un gin clásico, esa es la realidad, y porque cuando terminé de hacer esas 12 primeras botellas y vi el color, noté que si lo ponías en una góndola, se distinguía del resto. Hoy hay gin de todos los colores y sabores, la industria ha crecido un mucho”.

Desde el origen
“Hola Villa María”, saludó, Julián, y de inmediato saludó “a los Varea y a los Garrido que andan por ahí”. Vive actualmente en Buenos Aires, donde tiene la producción (en provincia). Cada vez que se reúne la familia, para las fiestas de fin de año, trata de estar, o pasa fugaz en su transitar hacia la ciudad de Córdoba.

Y repite: “Soy de Villa María hasta los 10…”. Pero no se olvida.
Cada vez que es entrevistado, por medios nacionales o provinciales, especializados o no, Julián cuenta su origen y hace gala de “una especie de superpoder”, tal lo cuenta, ya que “podía reconocer los perfumes que usaban las madres de los amigos”. Ahí, o mejor dicho, acá, parece que estuvo el origen, en sus orígenes.

NOTAS RELACIONADAS

Festejar el queso

Día Mundial del Queso. Y vos te quedás con la ñata contra el vidrio pensando que nadie organizó nada. Un tybo de la cooperativa Craikense, un fymbo con ojos de Esti...

Pasos esenciales para el éxito

El chef internacional Lucas Aguilera con experiencia, formación internacional y con más de 20 años en el sector gastronómico, nos cuenta en esta columna las claves par...

Siempre junto al fútbol

El fútbol es una pasión para los argentinos. Es el deporte que nos ha llevado a estar distribuidos por todo el mundo. La habilidad de nuestros futbolistas abre puertas en todo el pl...

Pancho de alegría

 Quién no subestimó el poder comerse un pancho en el regreso a casa, un martes, un jueves o un domingo, como si existiesen días claves para hacerlo. Quién no vio ...

MÁS LEÍDAS