Desde hace años se buscó conformar un corredor o circuito gastronómico más o menos ordenado en la ciudad, sin mayores objetivos precisos cumplidos ni delimitados. De todas maneras, la danza de propuestas marcha en evolución y fue llevando a unos y otros en torno a calles de entrada y salida del microcentro, aunque al libre albedrío y con cierta dispersión en varios casos. En Córdoba hay barrios que, si bien van mutando, son señalados como Capital de la papa frita y para buscar restaurantes se apelan a nombres de reconocidos cocineros, el Cerro, General Paz o sectores encumbrados como Villa Allende (Gran Córdoba) o cerca del estadio Mundialista Mario Kempes.

En donde sea, a la hora que vemos la posibilidad de salir, primero está bueno y es necesario, luego de definir el deseo de con quién o quiénes y qué comer o el motivo, realizar la reserva. Sí, es muy importante reservar, porque beneficia tanto a los comensales que garantizan su atención, como al cocinero y propietario gastronómico saber la cantidad de asistentes y cubrir esa demanda con satisfacción mutua. Tras esto, repasemos dónde se ubican los locales que aparecen en este mapa en Villa María. Por un lado, las parrilladas se mantienen en mayoría en bulevares España y Alvear, como una concepción de atender a viajeros (es el paso antiguo de la ruta nacional 9) y de hecho un grupo ronda la terminal de ómnibus sumando solo una en la costanera villamariense (hasta hace algunas semanas). En la línea de ribera, la potestad es de las cervecerías que hicieron pata ancha y hasta se atrevieron extender cuadras adentro ofreciendo, primero el ocasional plato de papas a las 21 versiones (hasta el hastío) y después marcando cada uno su diferencia, para bien de tantos y en sintonía con la transformación que marcamos en la edición anterior. Las pizzerías están en esa línea, pero también mantienen sus lugares más tradicionales. Podríamos repasar algunas, pero su ubicación no altera el orden general analizado, salvo excepciones. El arribo de una franquicia de pizzería en la calle Entre Ríos en el edificio donde, hasta hacía poco tiempo, había abierto sus puertas un restaurante (y la pandemia contribuyó a su cierre), más un novel restó que funciona muy bien, sumado a una franquicia de heladería (el helado que le gusta a León Gieco, según confesó alguna vez), va cerrando un anillo de circulación por el que se podría avizorar la configuración de la idea inicial, que solo contemplaba la calle Corrientes desde el puente Presidente Perón hasta el subnivel en Mitre al 100. Sin embargo, debemos admitir que a modo de capricho el mapa se proyecta, se extiende. De hecho, a las propuestas de la costa, poco hay que ver de la otra orilla, pero el propio intendente de Villa Nueva, Natalio Graglia, lanzó en varias oportunidades la intención de generar un polo gastronómico en diversos puntos de esta ciudad y uno de los sectores mencionados alcanza el nuevo puente Brigadier General Juan Bautista Bustos, hasta las puertas del mismísimo club Golf (en el barrio homónimo), donde se levantarían unas torres de cuatro pisos de departamentos con polo gastronómico y un parque. Así las cosas, el mapa se va transformando discrecionalmente con proyectos que escapan a una planificación organizativa estatal, gremial, empresaria o tal vez, basada en la astrología.

El viernes 3 se sumó a la oferta gastronómica de la costanera, Felissa -crea tu experiencia-, cuenta con parrilla y se localiza en el mismísimo espacio donde funcionara Kabranca primero y luego Jet Set. Allí podemos disfrutar de una sala de té, librería, terraza cervecera y otros.

En estos días abrirá sus puertas Isabel de la Cruz en la esquina de Buenos Aires y San Martín (ex Café de la Música). Un edificio transformado en su diseño con plantas para disfrutar, incluyendo moderna terraza, más el subsuelo de producción. Es un local de los propietarios de Cristóbal de la Cruz.

Franco Gazzoli