El pensamiento económico de San Martín

Mucho conocemos del José de San Martín libertador de América, del militar victorioso, tanto en tierras cercanas como en Europa, protagonista de epopeyas como el cruce de los Andes, sabemos de su exilio en Francia, etc.

Pero muy poco se ha hablado de su pensamiento económico, que lo tuvo, y claro. De algunos escritos al gobierno de Buenos Aires y cartas a su amigo y compañero Godoy Cruz, quien lo representó en el Congreso de Tucumán, y sobre todo de lo que fuera su gobierno en Cuyo y en Perú, podemos inferir claramente algunos rasgos de lo que pensaba.

Propiciaba el afianzamiento de la soberanía latinoamericana, contrariamente a la concepción hegemónica el centralismo porteño, pensamiento que, entre otras cosas no menos importantes, lo llevó a enfrentarse con Rivadavia. Protector del mercado interno, gravó siendo gobernador de Cuyo, la importación de ciertos productos como el aguardiente, a la vez que propició y redactó el proyecto de protección del vino elaborado en el país. Hasta ese momento, sólo llegaba de Francia y de España.

Le tocó gobernar en un contexto de crisis económica, producto sobre todo de las guerras por la independencia que se llevaban todos los recursos. Aún así, durante los años 1814/1816, su período de gobierno, desarrolló la industria nacional textil y metalúrgica. Apoyó a las pequeñas empresas que fabricaban sombreros, zapatos y ropa en general. También en eso, lejos de las ideas de libre mercado de los porteños. Hizo acuñar una moneda, justamente para independizarse de las políticas centralistas; claramente, sus ideas iban en contra del liberalismo imperante en la época. En cambio, propugnaba el federalismo, especialmente dirigido al desarrollo de las economías regionales.

Buscó en todo momento tener finanzas equilibradas. Se preocupó por mejorar la recaudación, aun compulsivamente. Impulsó la obra pública. Los pocos recursos que se recaudaban eran por impuestos a las carnes, correos, peajes, un impuesto “por cruzar puentes”, llamado pontonazgo. Anotaba absolutamente todo: cuánto se gastó, cuánto había que juntar, incluso bajó los salarios, cuando no alcanzaba para pagarlos.

Aplicó empréstitos forzosos, siempre creyendo firmemente en el potencial de la industria, tal vez un pensamiento traído de su rica experiencia europea. De todas maneras, el principal recurso fue la explotación de la minería, que terminaría siendo para él una gran solución. Entendió el alto valor económico que tenían los metales preciosos, como el oro, la plata y el cobre, entre otros minerales. Uspallata en Mendoza, Jáchal en San Juan, La Carolina en San Luis, eran algunas de las minas que promovió explotar.

Subrayo esto, porque creo es el rasgo más fuerte del pensamiento económico de San Martín. Impulsar fuertemente el desarrollo minero, incluso aportando desde lo legal, haciendo aprobar por el Cabildo de Mendoza proyectos en tal sentido. Fue, en definitiva, a través de los recursos mineros que las provincias de Cuyo empezaron a crecer, equilibrar sus cuentas y lograr un incremento efectivo en sus ingresos.

Canales y desagües, planes de fomento agrícola, una fábrica de pólvora, el fomento de la educación y la salud, entre otras cosas, completaban la gestión de gobierno. Sin olvidar, saliéndonos un poquito de lo económico, que fue el primero en proteger los derechos del peón rural.

Hombre de acción, sin duda. De formación militar. Pero no exento de conocimientos económicos, y de decisión política para aplicarlos.

Raúl Costa.
AUTOR DEL LIBRO “PEQUEÑAS HISTORIAS, GRANDES PERSONAJES”
CO AUTOR DEL PODCAST “SIETE MINUTOS DE HISTORIA”