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Georgalos: la historia de la fábrica que creó el Mantecol

Miguel Zonnaras sigue la ruta de su abuelo Miguel Georgalos, y de su tío Juan Miguel, en el liderazgo de la empresa nacida en Río Segundo, en la provincia de Córdoba.

Como dirigente preside la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba. En su rol empresarial expuso ante CONTAINER el proceso de nacimiento, tropiezos y “resurrección” de la compañía. El pasado 8 de julio de 2022, al cabo de dos décadas, logró formalizar la recompra de la marca Mantecol, “un día histórico” para toda la familia fundadora.

“Georgalos es parte de mi vida; la fábrica parte de nuestro ADN, lleva el nombre de mi madre; el patio de mi casa era la fábrica”, dice Miguel.

Relata los inicios, la llegada de su abuelo al país donde inicia el desarrollo de este producto, “agiornado” de una receta que había aprendido en Europa, que incorporó al maní como ingrediente principal.

Inicialmente, Miguel Georgalos, el abuelo y fundador, se estableció en un campo cercano a Villa del Rosario, produciendo maní. Luego, surge la posibilidad de adquirir un inmueble en Río Segundo, donde radica el principal proyecto fabril.

La Greco Argentina, como se denominó el primer emprendimiento, pasó a denominarse después Georgalos Hermanos, a medida que fueron llegando como inmigrantes más familiares, hermanos y primos, que se sumaron al proyecto. 

“La década de 1990 fue para nosotros, para la familia y para la empresa, un período muy complejo; se dieron dos factores: venían compañías a competirnos con productividades muy importantes. Y el no poder adaptarnos rápido nos llevó a elevados niveles de endeudamiento; una situación de estrés por la que debimos transitar un proceso concursal desde el año 1995”, explica Zonnaras.

En el camino de reconvertir a la empresa llegó la crisis de 2001. “Teníamos que decidir la venta de la empresa o de algún activo importante que nos permitiera una reorganización o restructuración”, relata. Y en esta instancia pondera la figura de su tío Juan Miguel Georgalos, presidente y líder de la segunda generación: “Decidió jugársela por el proyecto de la empresa”.

La venta de la nave insignia, la marca Mantecol, permitió iniciar una nueva etapa que, con el correr del tiempo, resultó exitosa. Mantecol era el activo más valioso, representaba entre 65 y 70% por ciento de la contribución marginal de la empresa.

“En 2001 yo tenía 21 años, vivía al frente de la fábrica, el patio de mi casa era la fábrica; no tengo una división entre lo que es la familia y lo que es la empresa”, define el actual presidente.

La reinvención consistió en apostar por nuevas familias de productos, las líneas de chocolates, revitalizar algunas marcas (Flynn Paff en la parte de caramelería); el lanzamiento de algunas categorías incipientes, como la barra de cereales con la marca Flow. Todo, en paralelo con el inicio de un proceso de ordenamiento de la compañía.

En esa etapa, la compañía había quedado con unos 500 colaboradores y había hecho una reducción enorme de sus estructuras productivas. Con la restructuración se volvió a reactivar la unidad productiva de maní, desde la siembra y su procesamiento y transformación.

Con parte del capital que se había generado con la venta de Mantecol, se incorporan nuevas líneas de chocolates y se crece en la capacidad industrial para la elaboración de caramelería, confituras y turronería.

“Desde que vendimos Mantecol (al grupo británico Cadbury, en 2001, en 22,6 millones de dólares), siempre tuvimos la intención de volver a la categoría y por eso en 2008 nace Nucrem”, menciona Zonnaras. Este producto derivó de una cláusula que por siete años Georgalos no podía fabricar un producto igual al Mantecol.

Como parte de la historia, también se conjugó la cooperación industrial  con la estadounidense Kraft Foods, que adquirió y pasó a controlar Cadbury a nivel mundial. Estas vinculaciones posibilitaron las complejas tratativas para “la recuperación de Mantecol, volver a traerlo a casa”.

“Sin dudas fue una operación mucho más compleja, con un establecimiento productivo con 630 colaboradores, en donde se elaboran chicles, caramelos duros y blandos, postre de maní y chocolates”, precisa Zonnaras.

El volumen de facturación actual del grupo se ubica en los 13 millones de dólares anuales, con una exportación basada en dos grandes ejes: la agroindustria del maní, “hacia los cinco continentes”, y el negocio de alimentos, donde el 80% por ciento va hacia los países limítrofes y de Latinoamérica.  

Gentileza de nuestro servicio asociado CONTAINER

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