Milei contra la corriente

El título de la nota sugiere dos cosas. Si el lector está a favor del Presidente Javier Milei, podría interpretar que está luchando contra la corriente en función de la cantidad de adversidades económicas o políticas suscitadas en las últimas semanas. Y si el lector está en contra del Presidente Javier Milei, podría interpretar que sus políticas van en contra de la corriente y llevan este país a una nueva crisis económica, política y social.
Cada uno podrá pararse del lado de “la grieta” que quiera. En la presente columna describiré los acontecimientos que, en los últimos dos meses, para poner una fecha, han generado un tsunami en el Gobierno nacional, de consecuencias aún impredecibles. Para algunos es “autoinfligido”, para otros “un ataque de la oposición”.
Lo más relevante, que movió toda la estantería, fue la enorme diferencia en las elecciones en la provincia de Buenos Aires. El gobernador Axel Kicillof decidió desdoblar por primera vez el comicio legislativo provincial del nacional y le dio al peronismo/kirchnerismo un resultado impensado. Le sacó 14 puntos a los libertarios, que competían en unidad con el Pro en el distrito más grande del país.
Si la oposición se impone en la mayoría de las provincias en octubre, sean de signo político peronista, radical o de corte provincial, relegando a La Libertad Avanza, el problema político se puede agravar. No solo que el Gobierno habrá conseguido menos diputados y senadores de lo esperado, sino que habrá consumado una pérdida de legitimidad a dos años de asumir. Deberá afrontar un tiempo de agenda marcada por los sectores opositores, como ya sucede tras el comicio provincial de Buenos Aires.
Por otro lado, lo que ya venía ocurriendo con frecuencia en Diputados y Senadores, el rechazo a los vetos presidenciales, estas últimas semanas se profundizaron. El Gobierno no pudo parar la avanzada opositora en temas como financiamiento en discapacidad (que ya es ley), universidades, Garrahan y Ayudas del Tesoro Nacional (les falta la ratificación de una cámara a cada proyecto). Solamente pudo frenar el aumento a jubilados y pensionados.
Milei también ha perdido la agenda. Hoy el debate público lo marca la oposición, incluso aquellos que fueron aliados hasta hace pocos meses. El anuncio del Presupuesto 2026 generó más críticas que apoyos. El Presidente defendió a capa y espada el equilibrio (o superávit) fiscal, que repitió muchas veces en la cadena nacional, pero no ofreció mayores soluciones para los sectores que demandan recomposición de ingresos. Con esta composición del Congreso, y sin ánimos de introducir modificaciones relevantes, el Gobierno difícilmente pueda tratar “la ley de leyes” antes de diciembre.
Ya con la nueva conformación, a partir del 10 de diciembre, tal vez encuentre alguna oportunidad. Pero deberá generar una serie de factores para negociar en mejores condiciones: 1) mayor cantidad de legisladores propios; 2) no perder, o perder por poco en el peor de los casos, en octubre; 3) habilitar cambios y mayores partidas presupuestarias para los sectores afectados por los recortes; 4) dialogar y negociar; 5) que toda la clase política “baje un cambio” tras las elecciones y piense en el bienestar general y no solo pequeños triunfos sectoriales.
Otros aspectos negativos de los últimos días son las variables económicas, sobre todo el dólar, que ronda los 1500 pesos y ha superado la banda de flotación. La amenaza de una nueva escalada de precios está latente. No hace falta que explique qué pasa en Argentina cuando el dólar comienza una tendencia alcista. Además, el consumo no levanta, la construcción y la actividad industrial siguen en caída. Los salarios no se recuperan. Bonos y acciones se derrumban. La incertidumbre encuentra terreno fértil.
Sí, Milei rema contra la corriente. En lo político y en lo económico. Y al menos hasta las elecciones así será. Cada uno le pone el sentido que quiera, o encontrará los responsables que quiera. Lo cierto es que el Presidente vive los momentos más difíciles desde su asunción. Necesita recuperar la iniciativa política y -sobre todo- encontrar canales de diálogo con la oposición. Ya no basta con querer imponer lo propio, sino escuchar las demandas ajenas.
Martín Alexis Alanis.