Elecciones 2023: ¿En qué espacio político competirá Gill?

Elecciones 2023: ¿En qué espacio político competirá Gill?

 Martín Gill finaliza en diciembre su segundo mandato como intendente de Villa María y su futuro político aún es incierto. Las especulaciones en torno a su rol en los nuevos tiempos difieren en función de posibles escenarios que se presenten en la política nacional o provincial. Desde ministro de Educación de la Nación hasta candidato a gobernador de Córdoba; o desde diputado nacional hasta legislador provincial. Las hipótesis que se escuchan por estas horas son variadas de acuerdo a la opinión de los actores políticos acostumbrados a la rosca permanente.

 “Martín trabaja en la construcción de un proyecto nacional, que garantice la victoria del Frente de Todos en las presidenciales de octubre”, afirmó una fuente de extrema confianza ante la consulta de Claves Digital, y descartó que su armado político busque asegurarle un cargo en el futuro. “Quiere construir un proyecto serio, que incluya a distintos sectores de la política de Córdoba y en eso está trabajando”, añadió esta misma fuente.

 El arribo del ministro de Economía Sergio Massa a la ciudad, para anunciar un programa de alcance nacional como Impulso Tambero, se leyó como un fuerte espaldarazo del Gobierno en la aspiración de Gill para gobernar la provincia. Más aún cuando reunió casi 100 intendentes en el Sport Social para que dialoguen con el funcionario. La próxima semana llegarán además el jefe de Gabinete, Juan Manzur, con quien se reunió esta semana en Casa Rosada; y Jaime Perczyk, el ministro de Educación. Ambos funcionarios estarán en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) para anunciar la ampliación de los laboratorios.

 Sin embargo, ante la consulta en off sobre si el mandatario villamariense se embarcará en la difícil tarea de encabezar una candidatura a gobernador por el Frente de Todos, sus alfiles más cercanos muestran prudencia. Mientras un grupo de intendentes más afines al kirchnerismo le exigen una inminente definición para competir en las provinciales de ¿junio?, lo que implicaría dinamitar puentes con el peronismo cordobés; otro grupo de jefes comunales se muestran más prudentes y le piden continuar conversando para alcanzar un entendimiento con Martín Llaryora.

 Al intendente capitalino lo ven más abierto al diálogo a diferencia del gobernador Juan Schiaretti, que niega toda posibilidad de acercamiento al kirchnerismo. Es más, esta semana dijo que competiría contra Juan Manuel Urtubey en un espacio por “fuera de la grieta”, aunque se encargó de remarcar con mayor énfasis que “ni con los K ni con el Frente de Todos” (sic).

 “No hay ninguna posibilidad de que rompa, no se va a quedar sin nada”, afirmó una fuente del Gobierno cordobés, que confía en las negociaciones futuras entre “los Martínes”. “Todos los escenarios están abiertos”, responden del otro lado. Traducción: que Gill y su grupo de intendentes se plieguen a la candidatura de Llaryora y ocupen espacios en listas y en un futuro gobierno; o bien que patee el tablero y se lance como candidato para competir con el sello del peronismo nacional contra Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio.

 Dirigentes cercanos al intendente señalan que “Martín no tiene presiones de la Casa Rosada para ser candidato” y en este tiempo “es fuente de consulta para saber cómo se presenta el escenario político” en la segunda provincia más grande del país y la más refractaria al kirchnerismo. El gillismo repite la frase “hacer músculo” en este tiempo pre-electoral para luego avanzar con las negociaciones finales que tendrán lugar allá por marzo-abril, si Schiaretti convoca a elecciones provinciales para la segunda quincena de junio.

 “Las encuestas muestran paridad entre Llaryora y Juez-De Loredo, no pueden regalar nada. El peronismo de Córdoba sabe que nuestros votos son importantes, es nuestra mayor fortaleza”, remarcó otro de los consultados por este medio. Desde Provincia aseguran que antes del lanzamiento de la candidatura de Llaryora, Juez-De Loredo encabezaban las preferencias del electorado, ahora la tendencia se revirtió. “Estamos cuatro puntos arriba”, afirman. “Es el margen de error de cualquier encuesta”, retruca el gillismo, que conoce los números de primera mano. 

 El verano transita en ojotas para la mayoría de la población, con el foco puesto en el descanso estival; la política se pone un rato las ojotas, es verdad, pero en años electorales el trabajo, armado, rosqueo es permanente. El Congreso arde por el juicio político a la Corte Suprema, para citar un caso actual. Y Gill, en estas pampas, le muestra los dientes a la Provincia con la convocatoria de intendentes de distintos espacios políticos que amenazan la histórica cohesión y pertenencia al proyecto provincial. 

 “A Gill no le da igual que el peronismo pierda o gane la provincia, por eso va intentar llegar a un acuerdo hasta último momento”, cuenta un intendente cercano al villamariense. “Le venimos diciendo hace rato que rompa con Schiaretti, que ya arregló con Juntos por el Cambio, y se lance”, manifiesta otro de los mandatarios consultados. En ese tironeo se encuentra Gill. “No hay apuro”, responden desde el propio entorno. A tener paciencia. Tal vez, ni el propio dirigente sepa ahora en qué espacio competirá.

 Los tiempos no se van apurar, al menos hasta que dueño temporario del Sillón de Viñas lo defina. Esta película recién acaba de comenzar. A no olvidarse de comprar pochoclos. 

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