La política no habla (en público) de política (partidaria)

La política no habla (en público) de política (partidaria)

El 2025 parece lejano, ni que hablar 2027. En esta Argentina hiperactiva e impredecible pensar más allá de una semana resulta ciencia ficción. Y realmente lo es. La Ley Bases u “ómnibus” parecía caída tras la baja del proyecto en Diputados, resurgió de las cenizas y ahora el camino para su aprobación señala una posibilidad concreta en las próximas semanas (más allá de los “líos” internos del bloque oficialista de La Libertad Avanza).

Hoy todos se enfocan en la gestión. Los oficialismos en gestionar los pocos recursos disponibles. La oposición en acompañar, en algunos casos; o plantear quejas o críticas, en otros. No hay un clima de campaña como en tiempos electorales, claramente, pero tampoco un clima beligerante a pesar del difícil momento económico, social y político. Hay más ruido en las redes sociales que en la calle o en la vida pública real.

Sectores del peronismo más radicalizados reclaman mayor oposición al gobierno de Milei, otros sectores políticos “pegan” y se van, como la Coalición Cívica, y otros están buscando un camino como los radicales. El espacio de Martín Lousteau más enfrentado con la Casa Rosada, espacios como el de Rodrigo de Loredo más “dialoguistas”. Los peronistas “federales” también en una búsqueda de identidad (no se saben si son opositores o dialoguistas) y el Pro cada vez más alineado al gobierno.

Son batallas políticas e institucionales de este tiempo. Como sucede en el Congreso Nacional, y en menor medida en la Unicameral de Córdoba (con Martín Gill en el centro de la escena la semana pasada, que logró “zafar” por apenas tres votos del pedido de apartamiento del cargo de ministro tras la elevación a juicio de su causa por violencia de género). No obstante, y para no quedar mal ante una sociedad muy golpeada en el plano económico, los dirigentes evitan hablar en público de las elecciones legislativas 2025. Con más razón de las ejecutivas 2027. Es cierto que también se pregunta poco, porque resultan planteos extemporáneos que se harán más contemporáneos a medida que avance el calendario.

Sí aparecen algunas declaraciones rimbombantes, como la búsqueda reeleccionista de Milei; o la posibilidad de Axel Kicillof en el peronismo o Mauricio Macri en el Pro. Pero todo resulta muy lejano y dificultoso de analizar en un contexto microeconómico que no permite pensar más allá del día a día.

En Córdoba, por caso, ya se habla del exgobernador Juan Schiaretti como candidato a diputado. Podría encabezar la lista del peronismo cordobesista. Esta semana se mostró por primera vez con el gobernador Martín Llaryora tras el paso de mando en diciembre. En esa lista se anotan varios dirigentes más. Por ahora es solo un rumor. No hay nada cierto.

En la oposición se habla de Luis Juez, quien quedó apenas a tres puntos de Llaryora en las elecciones del año pasado. Juez es senador y su mandato vence en 2027, pero podría bajar a diputados para reforzar su reiterada aspiración de encabezar la fórmula opositora en 2027. De Loredo seguramente buscará la reelección en la Cámara Baja y los radicales en general intentarán recuperar el protagonismo perdido en la provincia. Juez y De Loredo miran con cariño a Milei por la ascendencia del Presidente sobre el electorado cordobés. A veces quieren diferenciarse, a veces parecerse. Todavía no queda claro si La Libertad Avanza tendrá candidatos en Córdoba en 2025 o alguno de los opositores se calzará la camiseta de “VLLC”.

Para 2027, ya en una película realmente de ciencia ficción norteamericana, la expectativa pasa por conocer la decisión de Llaryora. Eso sí lo dicen los dirigentes en off. Si buscará un nuevo mandato, o querrá dar el salto nacional. Ya sea por dentro o por fuera del peronismo nacional. 

Si hay sucesión en la provincia, el primero en la lista es el intendente de Córdoba, Daniel Passerini, que no puede repetir en la capital. También hay otros nombres que siempre están anotados como Eduardo Accastello, Juan Manuel Llamosas (veremos si logra retener Río Cuarto este año) o Facundo Torres. Y hasta el propio Schiaretti. Caciques territoriales que el peronismo siempre cosecha. El partido cordobés, que incluye sectores radicales y del macrismo, si nada extraño sucede, profundizará ese armado para cuidar el poder en tres años (cuando haya nuevamente elecciones).

Lo mismo sucede en el plano local. Algunos nombres ya comienzan a anotarse para la sucesión en el oficialismo, aún sin conocer qué resolverá el propio Accastello; la oposición parece más desarmada y con menos liderazgos. También hay nombres dando vueltas. Pero aún falta mucho para perfilar candidatos en ambos bandos. La elección intermedia no influye en esa decisión de los partidos locales. La pelea de fondo comenzará en 2026, más cerca de la fecha. Ahora es tiempo de trabajo. Porque la sociedad así lo demanda.

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