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El domingo 22 es pura incertidumbre, el lunes 23 también

El domingo 22 es pura incertidumbre, el lunes 23 también

¿Alguien tiene la certeza de lo que ocurrirá el domingo 22 en las urnas? ¿Habrá nuevo presidente o tendremos que esperar cuatro semanas más? ¿Las encuestas acertarán esta vez? Y más difícil de responder aún: ¿alguien sabe qué puede ocurrir el lunes 23, sea cual sea el resultado?

 Ya nos hemos acostumbrado los argentinos, lamentablemente, que un domingo electoral modifica drásticamente el escenario económico. Sucedió en 2019, también en agosto pasado. La incertidumbre política lleva a la especulación económica, que se traduce en incrementos permanentes de precios “para cubrirse” ante posibles nuevas depreciaciones del peso. Cualquier excusa es válida para aumentar en Argentina, antes de una elección y también después. Por el dólar, por la pandemia, por la guerra, por la sequía y ahora además por la incertidumbre electoral. La economía se mueve al rito de los acontecimientos políticos locales y mundiales. Primero la política, luego la economía. Siempre es así.

 De los cinco candidatos hay tres con chances reales de pelear por la Presidencia. Javier Milei, de la Libertad Avanza, asegura que está cerca de ganar en primera vuelta. Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, dice que van a ser la sorpresa. Sergio Massa, de Unión por la Patria, afirma que están dando vuelta la elección. Juan Schiaretti (Hacemos Unidos por Argentina) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad), más allá de las repercusiones en las redes tras los debates, no parecen haber descontado puntos para meterse en la discusión grande. 

 Milei cerró la campaña con un discurso muy confrontativo contra “la casta”. Abandonó el tono semi-mesurado tras las Paso y desplegó un arsenal de críticas hacia políticos, sindicalistas, empresarios y periodistas. A cada uno les puso un título diferente: empobrecedores, entreguistas, prebendarios y ensobrados, respectivamente. No habló de dolarización ni de déficit fiscal ni nada referido a la economía; no explicó el “cómo” de la aplicación de sus ideas libertarias; solo atacó a sus oponentes ante una multitud enardecida, que respondía a los estímulos del propio Milei en el escenario. 

 Massa cerró su campaña en una fábrica, pero participó de dos actos multitudinarios con Axel Kicillof (Buenos Aires) y Leandro Santoro (CABA). El ministro-candidato habla de las expectativas futuras si resulta electo presidente aunque sin hacerse cargo del desastre económico actual. A veces pareciera que fuera el candidato de otro gobierno. En Sarandí mencionó Buenos Aires, el Norte grande y la Patagonia. En esos tres sectores del país pretende alcanzar un mayor caudal de votos respecto a las Paso. Milei salió tercero en Provincia y en Caba, de repetir un resultado similar no evitará el balotaje. Por el contrario, si el oficialismo mejora la performance en esos distritos, sobre todo Buenos Aires, donde concentra el 37% del padrón, sus posibilidades crecerán de manera significativa.

 Y finalmente Patricia Bullrich, que se desdibujó tras las Paso, empero distintos analistas todavía la ubican en el escenario de tres tercios. Daría la impresión que tiró toda la carne al asador en las generales. Como esos boxeadores que salen al último round para intentar derribar a su rival con una trompada maestra sabiendo que la pelea le es esquiva. Anunció a Horario Rodríguez Larreta como posible jefe de Gabinete; a Fernán Quiros en el Ministerio de Salud; y al expresidente de River Rodolfo D’onofrio en el equipo económico de Carlos Melconian. La fortaleza del espacio cambiemita está en el centro del país, donde Milei sorprendió en las Paso, y allí buscó recuperar votos en los últimos dos meses.

 Con las primarias como herramientas principales, más las (siempre polémicas) encuestas y hasta el propio análisis de la praxis política y social, la conclusión final de este periodista casi a modo de pronóstico futbolero es que el partido tendrá un segundo tiempo. Ya lo he dicho en otras columnas, pero el devenir de las semanas -a priori- no modificó sustancialmente el escenario. La economía está en terapia intensiva, aunque el oficialismo sigue con respirador y chances de sobrevivir. La oposición se dividió y junta en dos canastas la bronca de los ciudadanos por la altísima inflación. Hacer futurología sobre una segunda vuelta en Argentina sería ciencia ficción, lo mismo que plantear el día después de las generales en términos económicos. Primero es lo primero. Votar y conocer el resultado. Luego ver la reacción de los mercados y los agentes económicos y finalmente -si hay- analizar el contexto de segunda vuelta. 

 La Argentina vive horas decisivas, históricas. Todos tenemos que ser parte de esta nueva etapa. Que nadie se quede en su casa. Todos a votar. Después veremos si hemos acertado o equivocado con la elección del candidato. Pero la responsabilidad ante todo. Luego no hay vuelta atrás.

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