Qué se juega en las Paso: una lectura posible

Qué se juega en las Paso: una lectura posible

No hay hechos, solo interpretaciones, pensó Friedrich Nietzsche en el siglo XIX y cambio para muchos la historia de la filosofía. En política no hay dogmas, hay pragmatismos e interpretaciones constantes de los sucesos que cambian a medida que avanza el tiempo y las circunstancias. Lo que hoy parece una verdad revelada, mañana deja de serlo para avanzar hacia un nuevo estadio, que poco y nada tiene que ver con el anterior.

 Quien piense la política en hechos se quedará solamente en descripciones de un contexto particular, estanco, que tal vez profundice en la coherencia política de los actores y no en la mutación de sus pensamientos, intereses y realidades. Pensar solo en hechos es tomar una fotografía y ubicarla en la mesa de luz contemplando un tiempo pasado mejor (o peor, según la mirada de cada individuo). Pensar en interpretaciones ayuda a comprender la foto, pero también el presente y el devenir futuro. ¿Quién hubiera imaginado que Accastello ahora podría formar parte del schiarettismo, después de años de distanciamiento y peleas feroces? ¿Quién hubiera pensado que Gill podría saltar del peronismo provincial al nacional y viceversa, casi en un abrir y cerrar de ojos en distintas ocasiones?

 Los hechos describen las conductas, aunque no ayudan a interpretar las motivaciones. Eduardo Accastello, con la derrota del kirchnerismo en 2015, se quedó sin referencias políticas nacionales y provinciales. El gobernador Juan Schiaretti lo rescató y hoy lo ubica en el segundo lugar de lista de senadores del PJ cordobés para disputarle el territorio a su sucesor en la intendencia de Villa María. 

 Martín Gill, también golpeado por la derrota nacional del kirchnerismo en 2015, no tuvo otra alternativa que regresar al peronismo provincial para conseguir obras que apuntalen su primera gestión. Impensado en aquel diciembre de 2015 luego de grandes disputas con Schiaretti. Pero sí sucedió. 

 Sin embargo, ni bien percibió que el regreso del kirchnerismo se convertía en una posibilidad concreta hacia mediados de 2019, le dijo adiós al gobernador y se incorporó luego al gobierno de Alberto Fernández a pesar de incumplir la Carta Orgánica Municipal y desconocer el mandato popular conferido por los ciudadanos villamarieneses.

 Nos enfocamos en los dos actores políticos locales más taquilleros porque en ellos se evidencia la mutación de sus ideas y de sus realidades. ¿Qué tienen de parecidos el peronismo provincial y nacional?

 Nada, o muy poco. Y sin embargo conviven y han convivido en ambos espacios. Eso se llama pragmatismo. Qué decir entonces de Luis Juez, que pasó a lo largo de su trayectoria política del peronismo al cavallismo, al socialismo y al Pro sin ponerse colorado. Si a los principales candidatos de Juntos por el Cambio les costó apenas horas desarmar las listas confeccionadas para las Paso y rearmarse con las figuritas invertidas. De Negri- De Loredo versus Juez-Santos, a Negri-Santos versus Juez-De Loredo. Para el pragmatismo da todo igual, no importan las ideas, importan las posibilidades y la subsistencia. 

 Es muy probable que el análisis del 2021 no tenga ninguna relación con el análisis del 2023 porque los actores se reacomodarán nuevamente en función de necesidades propias y partidarias del nuevo contexto que comienza a reconfigurarse a partir del domingo. Por eso, la lectura posible de estas primarias se enmarca en septiembre de 2021, que tal vez cambie en la segunda vuelta; y sea otra totalmente diferente en dos años. Quedarse solo en hechos paraliza la observación, la interpretación ayuda a comprender el fenómeno político más allá que resulten absurdas las mutaciones e incoherentes desde una mirada ideológica.

 En efecto, las interpretaciones que haremos de aquí en adelante de la más estricta realidad serán con los diarios del mañana, no con los de ayer. Las trayectorias de los dirigentes son bien conocidas por la ciudadanía. Y por eso el título de la columna: Qué se juega en las Paso: una lectura posible. 

 Lo primero, y más importante para este primer turno electoral del año, será conocer el ganador de la interna provincial en Juntos por el Cambio. Se vislumbra un final “a bandera verde” entre las listas de Juez-De Loredo versus Negri-Santos; quien gane el comicio no solo ubicará más nombres en las nóminas definitivas para noviembre, sino que también se arrogará la conducción del espacio opositor en la provincia para los próximos dos años. La victoria de Mario Negri y Gustavo Santos mantendrá el statu quo dentro de la alianza radical-macrista; un triunfo de Luis Juez y Rodrigo De Loredo pateará el tablero y cambiará los liderazgos hacia 2023.

 Lo segundo, al no competir en internas, Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos conocerán a ciencia cierta el piso electoral del cual parten hacia las elecciones generales de noviembre. El resultado tal vez obligue a modificar discursos, estrategias y propuestas en función de los porcentajes que cada espacio peronista obtenga en las urnas.

 Lo tercero, y último en cuanto a candidaturas y resultados, la disputa de Accastello y Gill en la ciudad concitará la atención local, regional y provincial. La enorme cantidad de recursos destinados para cubrir la ciudad de cartelería e inundar las redes sociales de mensajes de ambos candidatos demuestran que lejos de competir en una primaria, lo que verdaderamente está en juego es la conducción del peronismo local y sus implicancias futuras. 

 Quien gane ahora, y con más razón en noviembre, se arrogará el derecho de colocar al próximo candidato a intendente y liderar el PJ. Quien gane se sentirá fortalecido para tomar las decisiones venideras, próximas, como la posible nueva licencia de Martín Gill que se debatirá en el Concejo Deliberante en diciembre; y quien pierda deberá retroceder y aceptar el mandato de las urnas. Ya no habrá más lugar para especulaciones, ahora los votos mandan y está bien que así lo sea. Ningún dirigente es más importante que el voto del soberano.

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