Sin novedad en el frente (electoral)

Sin novedad en el frente (electoral)

El nombre de la película ganadora como mejor film internacional en los Oscar, la alemana Sin novedad en el frente, nos permite graficar con exactitud la semana política en Córdoba. Se esperaban dos definiciones importantes, trascendentales para las próximas elecciones: 1) la fecha de los comicios; 2) el candidato de la oposición. Ninguna llegó. 
 El Gobierno provincial había dejado trascender que el gobernador Juan Schiaretti firmaría esta semana el decreto de convocatoria, hecho que finalmente no sucedió hasta ahora. Si la fecha elegida es el 25 de junio, como se especula en el mundo político cordobés, la semana entrante sería determinante. La convocatoria, de acuerdo a ley, es con 90 días de anticipación. 

 Por otro lado, la oposición “orejea” las cartas pero no canta envido. Luis Juez y Rodrigo De Loredo dijeron en La Nación + que “este fin de semana o primeros días de la semana que viene” anunciarán quien encabeza la fórmula de Juntos por el Cambio. El juecista Juez corre con ventaja, aunque los radicales no se resignan. La famosa encuesta de 1400 casos terminará de legitimar la candidatura de uno u otro. La duda, por estas horas, es qué ocurrirá en el futuro inmediato con quien pierda la encuesta. Si es el radical De Loredo, como se especula, ¿ocupará el segundo lugar de la lista opositora, como vicegobernador; o competirá por la intendencia de Córdoba, donde los números le serían más favorables? 

 Por ahora las únicas certezas llegaron en las candidaturas del oficialismo provincial. Hacemos por Córdoba competirá con Martín Llaryora para la gobernación, Daniel Passerini para la intendencia de Córdoba (esta semana se lanzó su candidatura en un hotel de la capital). Persiste la incógnita de los vices, que tampoco son tantos (no más de tres o cuatro para cada cargo). 

 Del oficialismo también depende la fecha, que a su vez depende de las candidaturas opositoras. La lógica indica que si De Loredo es candidato a intendente de Córdoba, por sus buenos números en la Capital, el peronismo debería despegar el comicio provincial con el capitalino para evitar el efecto arrastre en la boleta única. Además Llaryora tiene niveles muy altos de aprobación de gestión, lo que podría capitalizar en las urnas y así compensar ese menor conocimiento e intención de voto que muestra el interior. Pero también, en una segunda instancia, en caso de retener la gobernación, con la fuerza de la victoria, podría empujar a igual suerte la candidatura de Passerini, ante el propio De Loredo.

 En cambio, si De Loredo compite en la fórmula conjunta con Juez, la oposición se queda sin un candidato fuerte para el Palacio 6 de Julio y la posibilidad de pegar las elecciones para favorecer el efecto arrastre de Llaryora hacia Passerini resulta más viable. En un juego de ajedrez que tiene su última partida en los próximos días. La fijación de la fecha de las elecciones y las candidaturas opositoras ordenarán hacia abajo, en cada uno de los distritos, comicios municipales y armados políticos. Poco y nada se puede resolver en el territorio, sin la venia de los dirigentes capitalinos y los acuerdos de cúpula.

Con novedad en el frente (económico)
 Sí hubo novedades en el frente económico. La difusión de los datos de inflación de febrero representó un mazazo para el Gobierno nacional. Un 6,6% que demuele cualquier previsión de 60% anual que señala el Presupuesto Nacional aprobado el año pasado. Algunas consultoras ya hablan del 100, 110 y hasta 120%. Es decir, más que en 2022. 

 El anualizado febrero-febrero ya marcó un 102,5%, por arriba del ciento por ciento por primera vez desde 1991. Una catástrofe en términos económicos para cualquier familia, laburante, comerciante, empresario pyme, cuentapropista, etcétera. En términos políticos, si la tendencia no se revierte o los salarios al menos no empardan las cifras oficiales de inflación, el Gobierno nacional afrontará una elección nacional con serias complicaciones de reelegir. 

 Si Mauricio Macri, con una inflación del 53% en 2019, perdió sin atenuantes las generales (ni siquiera llegó al balotaje), y fue casi el primer motivo de la derrota, por qué suponer que el Frente de Todos (sea quien sea el candidato) correrá una suerte distinta. Las encuesta hoy dan arriba a la oposición, pero el oficialismo no está lejos. Se muestra competitivo. ¿Por qué? Porque la oposición ya gobernó y también le fue mal entre 2015 y 2019. 

 En términos generales, al actual oficialismo también le fue mal, sumado a las internas permanentes entre Alberto y Cristina, aunque al menos muestra algunos datos positivos en cuanto a empleo y actividad económica. No lo podía mostrar Macri en 2019, donde todos los indicadores eran hacia la baja. En definitiva, duelo de “lo menos malo o lo menos peor”. La política argentina nivela para abajo.

Ojalá no nos acostumbremos.

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