Quizá esta frase defina bastante fielmente lo que los argentinos sentimos actualmente con la presencia del nuevo presidente surgido de las últimas elecciones, en el marco del hartazgo de la sociedad argentina sobre la política tradicional y los devastadores efectos económicos y sociales de estos 40 años de democracia.
Es que Javier Milei representa un personaje novedoso para muchos de nosotros al no provenir de “la casta” como se suele denominar a los políticos tradicionales. Un presidente que efectúa planteos de fuerte contenido ideológico sobre los que muchos podemos estar o no de acuerdo. Además de los temas económicos, otros como la negación del cambio climático o ignorar al movimiento feminista, son algunos de ellos. Y todas esas razones nos producen a veces este “mundo de sensaciones”, como decía la canción del recordado Sandro.
Es que a muchos nos alegra ver a un tipo común en la presidencia, pero también nos asusta o nos sorprende escuchar algunas de sus radicalizadas ideas. Esta claro que Argentina tiene que cambiar, en especial en materia económica, pero también es cierto que no todo lo que existe no sirve y deba ser desechado.
Es aquí donde debe funcionar la democracia y sus representantes a través del Congreso y las instituciones generando un marco de discusión abierta para interpelar lo que a veces no nos guste de la ideología presidencial, debatirlo y cambiarlo si es necesario. Esas son las reglas del juego democrático.
En materia económica nadie duda que la democracia ha fracasado en estos 40 años llevándonos a una inflación creciente, endeudamiento, falta de reservas y escasa productividad. Como hemos dicho en otra oportunidad, seguimos dependiendo que llueva, como nuestros antepasados. Pero el mundo cambió, evolucionó hacia otras tecnologías y formas de producción.
El cambio es necesario, sin dudas, debemos transformar esta economía decadente en una opción más beneficiosa para todos los argentinos. Una vez más, la suerte llama a nuestra puerta y nos encontramos ante la oportunidad histórica de una mayor generación de divisas, fruto del campo, el clima, pero también de la producción de energía.
Aunque el nuevo presidente se puede equivocar -o no- en algunas estrategias, la fortaleza de nuestra producción nos puede ayudar a salir adelante. Tenemos la posibilidad de contar con excedentes de dólares que pueden ir más allá de la coyuntura. Estamos ante una oportunidad que debemos aprovechar y para eso debemos dejar de lado egoísmos y discusiones estériles. Argentina puede salir adelante pero solo adoptando cambios con una mirada positiva hacia el futuro. Aunque nuestras “sensaciones” no sean de las mejores a veces. El tren vuelve a pasar por nuestra estación ¿Lo tomaremos esta vez?
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