Con valor agregado

Dejó su trabajo en una empresa muy importante, se arriesgó para comenzar por cuenta propia. Lo hizo porque es emprendedor y tenaz. Todo el tiempo está buscando algo nuevo para hacer. Matías Pavignano abrió Impro, una procesadora de maní.

Con un socio, Germán González, montó una planta de 500 metros cuadrados en donde procesan maní. Hacen maní confitado y tostado. Desde el pelado, la pre limpieza, el proceso y envasado.
Ofrecen un producto bajo la marca Copeto snack. Empezaron en 2013, eran dos y hoy suman ocho empleados y varias asociaciones estratégicas. Una para la administración de un campo y cría de animales, otra en comercio exterior.

Obtienen el maní y lo procesan para el consumo humano. Actualmente tienen una producción de 70 mil kilos por semana, la que han multiplicado ya que comenzaron con 5 mil. Y han invertido en un horno que les posibilitará procesar 150 mil kilos. Son una Pyme que va creciendo a pasos agigantados. 

Matías es el prototipo del emprendedor. Y fiel a su carácter inquieto este año alquiló un campo para dedicarse a la cría de animales y poder concretar todo el proceso del maní: desde la tierra hasta la planta (industria), directamente. El proceso de maní tiene tres etapas: la extracción, la limpieza que se hace en el campo y la industrialización. Ellos pretenden realizar todos los pasos. Lo que hacen ahora es comprar la materia prima a grandes plantas, lo tuestan o fríen para hacer maní confitado. 

Su objetivo es llegar a completar el proceso, desde el campo a la góndola. “El proyecto es hacer todo lo que se pueda con maní: pasta, aceite. Aprovechar todo el producto. Agregarle valor. A la pelecha usarla para suplementos de alimentos para animales”.

Córdoba se ubica entre los mayores productores de maní del mundo. Pero lo que se hace en la zona es vender el producto como sale del campo. Ellos apuestan a la industrialización para venderlo en cada rincón del país, y también están pensando en el mercado externo. 

Su producción hoy se vende en las provincias de Salta, Tucumán, Misiones y Buenos Aires. 

Una fórmula probada 

Matías asegura que “la gran fortaleza de la empresa está en la distribución de las tareas”. Germán es técnico en alimentos y es el encargado de todo el proceso en la planta. Inversión, logística de planta, instalación de maquinarias. Mientras que Matías es Administrador de Empresas y se ocupa de los procesos administrativos. 

A los canales de venta los fueron abriendo a través de la web y de contactos telefónicos. Y aseguran que en esto mucho tuvo que ver la participación que tienen en distintas rondas de negocios. Porque es el lugar propicio para hacer los primeros contactos. 

En este contexto económico en donde muchos no arriesgan, ellos sí lo hicieron y compraron una máquina, un horno rotativo que le permitirá ofrecer servicio de fasón a otras plantas, crecer e incorporar personal. “Para mí ésta es la mejor época para crecer. Mientras los otros están con miedo.

Yo, a la inversión la tomo bajo tres conceptos: si me aumenta la capacidad de producción. Me aumenta el gasto operativo y mejora mi rentabilidad, invierto sea la época que sea. Porque si vos por ese peso invertido lográs mayor rentabilidad, vas a tener menos plata parada en el negocio. Pero conozco el mercado y estoy seguro de que vamos a vender. No sólo es el maní, sino que puedo incursionar en el mercado de los frutos secos. No apunto a hacer copetinero sino confitado y hay un gran mercado para eso. Hay lugares en el país en donde no llega el maní”. 

“El mayor problema que tenemos los emprendedores es la financiación. Hay una etapa en donde no te financian y es la más difícil, son como mínimo tres años y demanda mucha inversión. Llega un momento en que el negocio ya no puede más y necesitas más dinero. Los bancos no te prestan. Es un período clave y si hubiera financiamiento en el país se generarían mucho más emprendedores.

Nosotros hicimos toda la inversión con recursos genuinos, pero estamos esperando la próxima calificación para ver si obtenemos un crédito”. 

Premiados 
Recibieron una distinción por un proyecto de nutrición en el que vienen trabajando. Es a base de maní, un formulado entre productos de la región, leche, azúcar, aceite y pasta de maní. Es un complejo vitamínico que permite rescatar a los niños con desnutrición severa en ocho semanas. 

Para desarrollar el proyecto ya han comprado maquinaria. Y la investigación está a cargo del Conicet. 

Obtuvieron una financiación por un premio y dinero del programa capital semilla. Estará destinado a la producción de un suplemento para un mercado no tradicional que se podrá distribuir a través de los gobiernos y ONG.

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