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La pregunta del título es la repetida por estas horas en el mundo político villamariense, a saber: políticos, empresarios, periodistas, funcionarios, militantes, ciudadanos interesados en la política. ¿Quién gana la elección municipal? La pregunta conlleva dos certezas en la formulación: 1) nadie sabe; 2) es el comicio con mayor incertidumbre desde 1999 a esta parte.
Todos ensayan una respuesta, es verdad. Ninguna es concluyente. Todos piensan en un candidato como favorito, nadie lo podría aseverar en público. Los principales candidatos sí creen que pueden ganar, el resto de los interesados en saber quién va a ganar no cuentan con ningún elemento fehaciente que sostengan sus hipótesis. Inclusive, este periodista que escribe. En muchas ocasiones, las elecciones suelen evidenciar tendencias o inclinaciones de la población hacia un partido o candidato, no es lo que sucede en esta oportunidad.
Quien dice tener la convicción del resultado habría que recordarle que hace casi tres meses, en la vecina Villa Nueva, el comicio municipal tenía un amplísimo ganador en la previa. La realidad desnudó otra cosa. La oposición le ganó por 20 puntos al oficialismo. Más acá en el tiempo. ¿Alguien pensó que Javier Milei sería el candidato más votado de las Paso? Ni la dirigencia ni las encuestas ni el periodismo lo anunciaban como una posibilidad. Sucedió. Fuentes municipales señalan que los sondeos, siempre cuestionados y nunca acertados, marcan un 22% de la población indecisa. Un número elevadísimo, si el dato fuese real, por supuesto.
La enorme mayoría de los ciudadanos no responde encuestas, no dice a quién vota. Menos en una elección de cercanía. Por eso los resultados son diferentes luego en la realidad. Un núcleo muy chico de consultados no representan el total de electores. Dos ejemplos sobre certezas y equivocaciones en las percepciones del mundo político, que incluyen a la prensa. Si me permite el lector, ejemplos autorreferenciales para explicar escenarios políticos de elecciones municipales en la ciudad.
En 2011, un importante dueño de medios preguntó en una ronda de café quien ganaría y la respuesta fue unánime de todos los presentes. En aquella elección, Eduardo Accastello se impuso por el 55% de los sufragios. No había duda que sería reelegido. El periodo anterior marcó su mejor etapa frente a la Municipalidad de Villa María. Sin embargo, cuatro años después, un importante dirigente político del peronismo, de los que se sientan en la mesa a tomar decisiones, auguró un triunfo de 40 puntos de Martín Gill sobre el médico Juan Zazzetti. Fue en el cierre de campaña del actual mandatario (se lo dijo a este periodista). La diferencia fue de apenas 7. Incluso la prensa también especulaba con una victoria amplia del exrector, que sí sucedería 4 años después ante el mismo rival.
Esta vez, no hay certezas, no hay números que suenen creíbles al oído, nadie habla de encuestas, la dirigencia denota preocupación ante un electorado muy enojado con la clase política. Los postulantes se mostraron cordiales entre sí y con el auditorio en la exposición sobre comercio e industria en Aerca. Un ejercicio interesante de escucha en tiempos de grietas y oídos sordos. Ojalá se repitiera para otros temas de interés comunitario.
Si bien son 10 los aspirantes a la intendencia, hay cuatro con mayores chances de obtener más votos el próximo 1º de octubre y tal vez dos en condiciones de pelear por el Sillón de Viñas: Eduardo Accastello (Hacemos Unidos por Villa María), Darío Capitani (Juntos por el Cambio), Manu Sosa (Uniendo Villa María) y Braulio Zanotti (Cambia Villa María).
La estrategia de campaña es similar para todos, algunos con más recursos económicos que otros: carteles en la vía pública, redes sociales, recorridos por barrios, empresas e instituciones. La cercanía con la población como eje central. No está mal, los diagnósticos son más fácil de trazar cuando se escucha lo que la sociedad demanda. En el caso de comercio e industria, baja de impuestos y cambios en habilitaciones del Municipio transversalizó los discursos en Aerca. Es lo que reclaman comerciantes, industriales y las cámaras que los representan.
Restan apenas dos semanas para el histórico comicio. Los candidatos ya tiran toda la carne al asador. Les queda poco en el tintero para convencer a una población descreída y enojada con la dirigencia en general. Son las dos semanas claves, donde se termina de consolidar una victoria o una derrota. Tal vez, la incertidumbre de hoy cambie hacia el final de la campaña. No lo creo. Ya lo demostró Villa Nueva. Ambas ciudades han votado casi siempre igual desde 1983, salvo en un periodo. A espera, escuchar lo que dice la calle y -sobre todo- aguardar el domingo 1º para que la ciudadanía se exprese en las urnas. Allí se terminarán las especulaciones. Falta poco para conocer al nuevo intendente.
Martín Alexis Alanis.
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