Saint Tropez es el restaurante del Le Parc Hotel & Suites, en calle Corrientes y en pleno microcentro de la ciudad de Villa María. Allí se alojó Ricky Martin para brindar sus dos recitales en el Anfiteatro Municipal Centenario.

Allí, toda persona puede desayunar, almorzar, merendar, cafetear, cenar, realizar reuniones, y hasta pasar la noche, claro.

De hecho, el lugar se caracteriza por ser uno de los muy pocos (muy) que ofrecen desayuno bufet, de calidad internacional y con una variedad de casi 40 opciones para cargar energías por la mañana, con panificación propia y propuestas que se renuevan de manera parcial cada semana.

También, cada mediodía, los que pasen enfrente, podrán ver la pizarra en la vereda con el menú ejecutivo del día, pensado y a menos de 2.000 pesos. 

Y cuando decimos “pensado”, debemos dar cuenta del chef a cargo de esa cocina, ya que se trata de Darío Pacheco, quien hace gala de ser egresado de la última promoción de la escuela del Gato Dumas.

 Es que el profesional, avanza en la línea de aquel excéntrico cocinero que supo penetrar en la pantalla de los hogares argentinos y más allá.

Pacheco asegura que la creatividad es una de las primeras armas a la hora de pensar los platos para este espacio, el Saint Tropez, el que describe como lindo y ameno, cómodo, con un ambiente de comedor cálido, exquisito, y que va de la mano con la propuesta general.

El cocinero explica que allí “se trabaja con productos de la región” y otras curiosidades: “Usted a veces pasa frente al hotel y no entra al restaurante porque cree que sólo es para viajeros o que es caro… Pero está abierto a todo público, se trata de un ambiente muy lindo y que invita a disfrutar un buen momento, sin tener que pagar de más”.

Sostuvo que “la carta se renueva bastante seguido, por minitemporadas, y se arma con propuestas para pasarla bien”.

El chef afirma que le gustan los desafíos y se planta en proponer un menú de pasos, en tanto se presenta capaz de desafiar con un primer plato para abrir el apetito, un bocado que pueda limpiar el paladar para prepararnos a lo que viene. Alistar los sentidos para momentos a disfrutar, partiendo de un producto simple.

De todas maneras, y dejando de lado lo sofisticado, hay que aclarar que Ricky Martin no tuvo pedidos exóticos y despojado de todo divismo, en su primer día en el hotel, ocupando la suite presidencial del piso 7, apenas solicitó milanesas de pollo con papas fritas y arroz blanco, y después, pollo grillado con ensalada. Para la habitación, pidió un ventilador de pie (para no usar el aire acondicionado y cuidar su garganta), un humificador, una licuadora y cortinas black-out.

Marche una picada para dos. Nosotros también somos sencillos.