Argentina y su renuncia al largo plazo

Argentina y su renuncia al largo plazo

Alejados, momentáneamente, de los problemas referidos al control de capitales, el nivel de las reservas del BCRA y el típico problema de restricción externa los economistas dedicamos algún tiempo a pensar nuestro país ya no en términos de lo que pasará en las próximas 48 hs. sino en un horizonte temporal mayor, tal vez porque no, un par de años. 

La distinción entre el corto y el largo plazo no es posible establecerla en términos cuantitativos pero si resulta de importancia en términos cualitativos. En este caso, como en la totalidad de los temas referente al ámbito económico, podemos plantear la cuestión analizando el comportamiento humano. Suponga se le indica a usted en este preciso momento que el mundo dejara de existir en 24 hs, luego: ¿Cree usted que este dato modifica su comportamiento en comparación a no haber recibido nunca la noticia? ¿Qué cosas de las que tenía pensado hacer dejaría de hacer y cuáles que no tenía pensado hacer haría? Puedo predecir con mucha probabilidad de éxito que los cambios serian de consideración. La pregunta siguiente es entonces: ¿Qué es lo que cambió? ¿Qué efecto tiene para esa persona enterarse de la noticia de que el mundo dejará de existir en pocas horas? y por último, ¿Es útil este ejemplo para pensar la economía de un país?

Avancemos con cautela. En primer término la noticia, como bien mencioné anteriormente, tendrá un impacto determinante sobre su comportamiento al modificar toda la estructura de precios relativos con la cual usted se encontraba operando antes del shock, puedo asegurarle que el valor que le otorgará luego de la noticia al tiempo con su familia es muy superior al valor actual del ingreso que esperaba recibir por el trabajo que se encontraba haciendo en este preciso momento. Lo que cambia son los precios relativos, en otras palabras, el tiempo luego de la noticia se reduce solo al presente.
El horizonte temporal desaparece. Usted observará que mientras escribo esto mi horizonte temporal es más amplió que el que aquí supongo, pues de lo contrario, créame no estaría usted leyendo estas líneas. La única forma de desarrollarnos es suponer horizontes temporales amplios. Si el mundo acaba mañana, ¿Por qué estudiar un doctorado? ¿Por qué hace una casa que llevará años? ¿Por qué ahorrar? en fin todo lo que los humanos generalmente hacen pierde sentido.   

Ahora bien, ¿puede este comportamiento ayudarnos a pensar nuestra economía? La respuesta es sí. La economía es el resultado del comportamiento humano. Una economía de corto plazo es una economía donde todo es hoy, por lo tanto, pierde sentido cualquier comportamiento que pretenda llegar más lejos que el presente. Avancemos. Si la sociedad se comporta en términos cortoplacistas los gobiernos se transforman en cortoplacistas y a su vez incentivan aún más comportamientos cortoplacistas en la sociedad. En términos teóricos esto se lo llamada “Trampa de la Credibilidad”.

Los gobiernos se esfuerzan por contentar a las sociedades a costa de sostener políticas inconsistentes en forma intertemporal y los agentes que exigen medidas cortoplacistas saben que el gobierno no podrá sostenerlas en el tiempo, con lo cual, esas medidas se concretan con bajos niveles  de credibilidad por parte de los agentes. Si llevamos este caso al extremo, la desconfianza se vuelve infinita, y toda política económica que el gobierno lleve adelante posee pocas posibilidades de éxito intertemporal.  
   
Apliquemos esta estructura de análisis a algún caso puntual.  Me focalizo en dos aspectos que son temas de debate actualmente, 1) la decisión de inversión de los empresarios, 2) el endeudamiento externo. El gobierno les pide a los empresarios confianza, en especial para Mauricio Macri (MM),  quien les habla como un igual. MM intenta mostrarles que pueden confiar en él e invertir. Posiblemente los empresarios confíen en MM pero duden de la estabilidad temporal del gobierno y de la sostenibilidad de la política económica que implementen. Las medidas tomadas por el gobierno en materia económica pueden ser buenas o malas, no cambia mucho, el horizonte es corto y seguirá siéndolo por una cuestión de desconfianza en el largo plazo. Si esto es así lo que deberíamos esperar es que las inversiones se instalen en sectores de rápida recuperación del capital (horizonte temporal del gobierno) con tasas de retorno altas. 

El segundo problema retroalimenta la desconfianza, el impulso cortoplacista propio de nuestra economía, lleva a este gobierno como a otros, a tomar deuda a los fines de lograr un resultado electoral aceptable el año entrarte. A pesar de ello los agentes saben que esa política es insostenible y descuentan que existirán presiones futuras sobre el tipo de cambio y mayores demandas sociales.
  
En síntesis podemos concluir: nuestra configuración económica nos lleva en forma constante a los mismos problemas. 

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