La inestabilidad no es gratis

La inestabilidad no es gratis

Argentina experimenta como cualquier otra economía ciclos de auge y caídas pero con una característica distintiva en relación al resto, una destacable volatilidad. El ciclo económico local es altamente destructivo en cuanto al desempeño de nuestro país en el mediano y largo plazo y de allí el atraso relativo en cuanto a generación de riqueza, que ya no solo es observable con respecto a las economías avanzadas o incluso emergentes sino en parte con nuestros vecinos.

¿Cuál es el origen de esa volatilidad? La respuesta no es económica, sino más bien, una configuración política-económica-social la cual nos lleva, siguiendo una expresión de un reconocido economista argentino, “fuera del corredor ” o en otras palabras fuera de un área de aceptable volatilidad. La política requiere para mantener y consolidar el poder profundizar desequilibrios, mientras la sociedad acepta tales desequilibrios adopta decisiones en el campo microeconómico tendientes a protegerse de los efectos negativos que las autoridades finalmente se verán obligadas a adoptar al dirigirse la economía “fuera del corredor”.

En esta última circunstancia no hay manera de revertir la situación macroeconómica, ni de evitar los efectos devastadores de los desequilibrios sin medidas discrecionales. Estas si bien pueden tener efectos positivos sobre los comportamientos disruptivos en el corto plazo, destruyen las instituciones económicas a mediano y largo plazo agravando considerablemente las condiciones futuras. Es en este sentido que podemos interpretar las medidas de política económica adoptadas por la nueva administración.

Ante la magnitud de los desajustes los agentes económicos buscan configurar sus comportamientos en torno a protegerse de las medidas que saben, tarde o temprano, deberán ser asumidas por las autoridades. Al tiempo que, estas últimas, intentan por todos los medios evitar asumir el costo político de las mismas o bien transferirlas intertemporalmente a las autoridades futuras. Los agentes económicos en general no disponen de muchos instrumentos de protección y recurren desesperadamente al más próximo que poseen, el dólar. El proceso de dolarización argentino no es nuevo, pero se observan algunos comportamientos interesantes dado la frecuencia de las crisis experimentadas. Recientemente es posible observar que los agentes evitan dolarizar sus portafolios en momentos próximos al desenlace de la crisis, más bien eluden riesgos considerables si el proceso de dolarización se da en forma continua incluso en momentos de aparente calma económica. Esto último explica lo que hoy la mayoría de los economistas aceptan como una economía bimonetaria.

Si algo sabemos del ciclo económico es justamente que las crisis no son eternas. La pregunta que debemos hacernos es bajo qué condiciones Argentina puede revertir la situación actual. La respuesta se encuentra en la percepción de los agentes. Los mismos deben poder observar que los desajustes macroeconómicos no poseen una magnitud suficiente como para obligar a las autoridades a tomar medidas discrecionales. El comportamiento reciente de la economía nos ofrece algunas pistas. Argentina reacomodó parte de sus precios relativos, llevó el tipo de cambio a un nivel que no puede suponerse bajo, revirtió la situación de déficit de balanza de pagos, bajó considerablemente sus salarios medidos en dólares, entre otros aspectos, pero aun así los agentes no observan un horizonte claro, requieren purgar la deuda. De allí que se comience a hablar de quita, los agentes perciben al déficit fiscal consolidado luego de intereses, como un desequilibrio excesivo. Del camino que se adopte en este último tema dependerá que la economía pueda asumir una recuperación más rápida o ingrese en un período prolongado de estancamiento.

Aun así, esto último solo se refiere al corto plazo, ya que la reiterada volatilidad minó las Instituciones económicas Argentinas y mediante éstas sus posibilidades de medio y largo plazo, que solo podrá construir la política si existe una demanda social en tal sentido. La estabilidad es un bien público que la sociedad argentina no demanda a sus autoridades.

Alejandro Pereyra
Economista 
Universidad Nacional de Villa María 
Universidad Tecnológica Nacional frvm

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