Podría ser el título de un reality show o de algún programa de juegos de la televisión, pero la realidad es que con esta frase queremos enmarcar lo que se viene para el 2021 en términos de problemáticas a asumir por los argentinos en un contexto de pandemia extendida y crisis económica.
Cerramos un 2020 para el olvido en muchos aspectos, pero también con algunas enseñanzas que toda situación crítica nos deja. Argentina debió enfrentar esta pandemia global luego de dos años de devaluaciones y caída del producto bruto y 10 años sin crecimiento, una crisis sumada a otra. Por eso no son comparables los efectos de la pandemia en nuestro país con la mayoría de los países del mundo.
Entramos a la tormenta global en medio de una tormenta local, sin recursos, sin red.
Pero ya es tarde para quejas, hay que avanzar. El 2021 será otro año y aunque el tema del covid todavía estará vigente (esperemos que la vacuna lo solucione pronto) la vida sigue y la actividad productiva también.
En orden al título de esta nota el desafío será enorme, tanto para el gobierno en todos sus estamentos como para el sector privado. El Estado deberá gestionar con menos recursos y casi sin posibilidades de crédito en el corto plazo, lo que impondrá un mayor criterio a la hora de administrar la cosa pública.
Será un buen momento, como en parte lo fue el 2020, para rever una serie de gastos que en el Estado no tienen mucha justificación en tiempos normales, mucho más en crisis. Las demandas sociales son casi infinitas y los recursos limitados. Gobernar con pocos recursos no es lo que desean los políticos cuando les toca gestionar, pero la cruda realidad así lo muestra.
Para los privados el desafío está planteado en términos de una necesidad del país de mayor inversión, producción y empleo. En contexto de alta incertidumbre será muy complejo proyectar, pero como dato positivo es que nuestros empresarios están muy afilados para gestionar en las crisis, un valor que no cualquier sociedad posee.
Pero todos estos desafíos no serán factibles de concretar si no logramos como sociedad armonizar intereses, consensuar proyectos y generar espacios de mayor confianza y certidumbre. Es una labor que tiene como mayores responsables a quienes gestionan la cosa pública, pero donde debe participar toda la comunidad.
Argentina se asomó al abismo nuevamente en este 2020. Aunque para algunos lo que nos une sea solo el espanto, como sociedad que pretende ser integrada, debemos trabajar todos en proyectos comunes que enmarquen un proceso de crecimiento sostenido que será lo único que nos podrá garantizar un futuro posible para las nuevas generaciones. Este, será el desafío pero para los tiempos que vienen.
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