Economía Circular: la basura no es un estorbo

Economía Circular: la basura no es un estorbo

Alcanza con dirigir la mirada hacia cualquier objeto y saber que su vida útil concluye en la basura. Pero si se rescatara para darle un nuevo uso, volvería a la cadena productiva. De eso se trata la Economía Circular, un modelo de producción y consumo más sostenible, donde las materias primas se aprovechan en nuevos procesos, generando menos residuo.
 
La Economía Circular es el nuevo paradigma  que viene a redefinir el desarrollo industrial, para dejar atrás los modelos de producción lineal que comprenden la extracción, producción, consumo y desperdicio, y adoptar un proceso de recupero y reutilización de ese residuo como materia prima de otra cadena de valor.  

Puntualmente el nuevo esquema de producción contempla las 7R, necesarias para alcanzar un ecosistema económico en sintonía con el ambiental. Esto implica Rediseñar los productos para que sean más sustentables; Reducir el consumo y generar menos residuos; Reutilizar para alargar la vida útil; Reparar, Renovar, Recuperar comprenden tres formas de darle una nueva función al desecho y Reciclar mejorando la gestión de los residuos y su posterior transformación.

Además, el presente modelo se encuentra implícito en los objetivos de descarbonización y reducción de la temperatura global del Acuerdo de París en 2015; y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 fijados por la Organización de Naciones Unidas.

En América Latina y el Caribe, solo el 4,5% de los desechos se reciclan y en Argentina se genera un promedio de 45.000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, lo que equivale a una tonelada de basura cada dos segundos. En tanto, países líderes en reciclaje como Holanda y Suecia recuperan el 50% de los residuos domésticos; y su capacidad de producción energética junto a la eficiencia del sistema de reciclado superan la cantidad de desechos producidos, razón por la cual importan basura de países vecinos.

Paralelamente, se estima que el 30% de la producción mundial de alimentos (1300 millones de toneladas anuales), no se consume porque se pierde antes de llegar al consumidor o no se aprovecha por éste. Es decir que el 28% de la tierra cultivable mundial se emplea para desperdiciar alimentos; una cifra preocupante considerando el hambre, desnutrición y pobreza existente.

La suma de estos indicadores y el avance del cambio climático son los que impulsan la transformación hacia un modelo circular que permitirá reducir el uso de los recursos naturales como también mejorar la salud pública. Para esto es necesario un esquema de gestión de residuos de extremo a extremo, que permita la separación y recolección de materiales inorgánicos (vidrio, plásticos y metales) y orgánicos (principalmente restos de alimentos), tanto en el plano comercial y productivo como doméstico. A la par y para que funcione de manera sostenida se necesita del compromiso del sector productivo y del consumidor, junto a políticas públicas que refuercen la infraestructura  en la gestión de los residuos.

El espíritu emprendedor juega un papel protagónico en estas circunstancias, ya que despierta la capacidad intelectual frente a una necesidad. Es el caso de proyectos argentinos como Papel Mineral, un sustituto del papel convencional elaborado a base de piedra caliza molida (un desecho de la minería) y polietileno de alta densidad. Además de no utilizar árboles ni agua para su producción, es impermeable, reciclable y lavable. Otra idea innovadora es WarmGood del grupo Damasco, un leño vegetal fabricado con el orujo o descarte de manzana que queda en la industria de la sidra. Permite reemplazar a la madera y el carbón en la calefacción y cocción a leña; además es fácil de encender y no genera humo ni olor.

Ejemplos nacionales que impulsan a pensar que sí se puede cambiar la forma que consumimos. La influencia de la actividad del hombre en el cambio climático es lo primero que se debe modificar, si se busca asumir un compromiso ambiental en pos de las generaciones presentes y futuras.

Soledad Santa Cruz.
Bióloga.

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