A pesar de los buenos precios internacionales de los commodities, la amenaza de una menor cosecha con motivo de una persistente sequía, pone en jaque a nuestro país en el 2023 en relación a la posibilidad de sumar dólares a las reservas vía exportaciones.
Es que el sector agropecuario sigue siendo el principal vector exportador en la Argentina. Aunque no es el más significativo del PBI total del país, cuando de traer dólares se trata, el agro lidera ese proceso. No ha cambiado con los años, seguimos dependiendo de sectores primarios para allegar dólares a las reservas y financiar nuestras necesidades en el exterior. Al agro podemos sumarle la energía, la pesca y la minería, entre otros.
En cambio, el sector industrial, excepto alimentos, es históricamente más demandante que generador de divisas. Y ahora lo podemos visualizar en su integridad, con reservas limitadas se puede observar como distintos sectores de la industria reclaman por dólares para comprar insumos que necesitan para producir.
La industria argentina genera trabajo y actividad, pero la mayor parte de la producción se destina al mercado interno .La pregunta que surge es si es viable un país que pretenda una buena calidad de vida para sus habitantes si depende mayoritariamente de sus sectores primarios para financiar sus necesidades. La respuesta la encontramos en las sucesivas crisis del sector externo, los cuellos de botella que se generan cuando la demanda de divisas supera a lo que genuinamente podamos producir.
Argentina tiene una historia industrial importante y es necesario generar las condiciones para que además exporte una mayor proporción de lo que produce. Pero será muy difícil reconvertir y hacer crecer al sector en un contexto de una economía cerrada, inestable, sin crédito y sin una proyección que vaya más allá del corto plazo.
Los números hablan: según el indicador global de competitividad del International Institute for Management Development, en 2022 sobre un total de 63 países relevados, Argentina se encontró en el penúltimo lugar (62), apenas delante de Venezuela. Nuestro país es uno de los que tienen menor inserción internacional en la región, complicada también por un mayor costo logístico por la distancia.
Las exportaciones argentinas representaron el 13,3% del PBI entre 2018 y 2020, mientras que eran el 31,5% en Chile y el 16,9% en Brasil.
Para la industria es muy complejo ganar en competitividad y eficiencia si no se facilita además el acceso a las cadenas de valor, como sucede en otros países que obtuvieron mejores resultados.
Un tema que genera discusiones y distintos puntos de vista para resolverlo, pero mientras no nos dispongamos a hacerlo y solo nos limitemos a discutir las necesidad de corto plazo, seguiremos mirando para arriba como hace más de cien años, esperando que llueva para lograr una buena cosecha.
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