La oposición se reúne con Cavallo y pide fecha de elecciones

La oposición se reúne con Cavallo y pide fecha de elecciones

La semana próxima el gobernador Juan Schiaretti abrirá un nuevo periodo de sesiones ordinarias en la Legislatura, y la oposición cambiemita ya le reclamó que anuncie la fecha de elecciones provinciales.

 Salvo un acto de generosidad impensado, el mandatario se guardará la carta más importante para la última mano, tal cual partido de truco. 

 Un grupo de dirigentes opositores, entre los que estaba el senador Luis Juez, se reunieron en La Calera para discutir el tema con el mismísimo Domingo Felipe Cavallo (ya haremos alguna consideración adicional sobre este encuentro en párrafos posteriores). Conclusión: le exigieron al gobernador que anuncie la fecha el 1º de febrero. Traducción: le están pidiendo directa o indirectamente que adelante los tiempos electorales para resolver las internas que ellos mismos no han logrado zanjar en cientos de reuniones en 2022.

 Mientras Schiaretti y Martín Llaryora alinean la tropa de intendentes para que unifiquen los comicios locales con los provinciales, y desafían a los intendentes K amagando con armar listas puras de Hacemos por Córdoba en localidades y ciudades alineadas con el Frente de Todos, la oposición cordobesa navega en un mar de indefiniciones e incertidumbres. No solo en el nombre del candidato, si Juez o Rodrigo De Loredo, sino la manera de resolver la interna entre ambos dirigentes. Ni las encuestas, ni las internas (abiertas o cerradas), ni el consenso han primado por el momento. Cada sector tiene sus propias maneras de resolver el conflicto, sin que conforme al otro; y así pasan los días y los meses. 

 Mientras tanto, un oficialismo provincial avezado en la materia, largó la campaña el año pasado, Llaryora recorre cada departamento y cada festival, desenoja a intendentes que querían la re-reelección y los compromete a pegar la municipal con la provincial. Además está en todos los sports de cualquier plataforma y continúa sin parar la gestión en la Capital, pese al receso estival. El peronismo demuestra querer continuar cuatro años más en el gobierno, tira toda la carne al asador y se guarda la carta más importante: la fecha. 

 La oposición, al revés de los libros, y si bien es aceptable el reclamo por la fecha, ya que es un despropósito que el gobernador la fije según su conveniencia, pide solamente conocer el calendario electoral. ¿Y los programas? ¿Qué harán con la seguridad, la salud, la obra pública, la educación? Si no se pueden poner de acuerdo en las candidaturas, por qué suponer que en los otros temas importantes sí lo harán en caso del llegar al gobierno. El oficialismo no se tomó un día de vacaciones, la oposición cordobesa está de vacaciones hace más de un mes y dividida en formas y fondo. El PJ cordobés le saca un abismo de ventaja en la consideración de un electorado que le presta mucha atención al escenario político, aunque no lo parezca. El cordobés de a pie vota diferente según la naturaleza del comicio de turno. La impresionante legislativa de 2021 no le otorgó un cheque en blanco a Juez- De Loredo, le dio un voto de confianza que hasta el momento no se ha correspondido. 

 ¿El oficialismo tiene asegurado el triunfo? Claro que no. Llaryora debe lidiar con un interior profundo que no lo conoce y con un grupo de dirigentes peronistas K que quieren una lista propia. Pero no escatima en recursos económicos, de tiempos y políticos para llegar a los 90 días finales con toda la artillería preparada (se estima que la elección será en junio). El peronismo cordobés no debe demostrar nada, ni lo bueno ni lo malo de su gestión a lo largo de 24 años. Están a la vista las grandes obras públicas, el desarrollo de rutas y autopistas, su defensa al sector productivo y los programas de empleo y de contención social; y también están a la vista los gravísimos problemas de seguridad, salud, pobreza y educación.

 La ciudadanía cordobesa definirá si confía en el mismo proyecto político para resolver los problemas vigentes; y además para mejorar la gestión del gobernador Juan Schiaretti (el dirigente con mayor imagen de la provincia); o confía en un proyecto político diferente (no nuevo) que todavía no termina de exponer acuerdos políticos ni programáticos. El escenario está abierto, la carrera en marcha, con un claro competidor que corre con la delantera. 

 Finalmente, y volviendo a la reunión en La Calera, en la que participó el exministro de Economía Domingo Cavallo, me pregunto en primera persona: ¿Quién puede pensar que una foto con Cavallo traerá luego beneficios electorales? ¿Cómo la dirigencia política se puede sentar con Cavallo más de 20 años después del colapso de la Argentina? Fue el ministro de la convertibilidad, que quebró campos, empresas, familias y Estado; el ministro que huyó en 2021 apenas semanas antes del estallido social que dejó más de 40 muertos en las calles. Algunos tienen poca memoria parece, y eso que ya peinan canas.

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