COVID-19: El impacto en el sistema de salud

En este número de Claves dialogamos con actores del sector salud para hacer una valoración del sistema y su funcionamiento en este contexto de pandemia. Cuáles son las fortalezas y debilidades y sobre todo hacia dónde vamos. Entrevistamos a los doctores Sergio Arroyo (director del Hospital Pasteur y el COE), Darío Quinodoz (Clínica de la Cañada), Osvaldo Paesani (Roentgen) y Pablo Gornitz (Laboratorios Gornitz).

Evaluación del sistema de salud ¿Cómo funcionó ante la emergencia?
Arroyo. Cuando empezó el tema de la pandemia se conformó el Comité Operativo de Emergencia (COE) como una herramienta para administrar las acciones tanto públicas como privadas y darle un abordaje. Nuestra región involucra a dos conglomerados grandes, Villa María y Villa Nueva y otros 71 municipios a lo largo de cinco departamentos que cuentan con 15 clínicas y el Hospital Pasteur. El 90 por ciento de las camas están en la ciudad, entonces toda la organización del COE apuntó a tener una red de derivación para los pacientes que las requieran.

Se ha trabajado muy bien con el sector privado y conforme se fue dando el número de casos y la proyección sabíamos con cuántas camas debíamos contar para ir dándole respuestas y que no quedara nadie sin poder recibir el tratamiento oportuno.

Y hoy podemos decir, que si bien estuvimos con un porcentaje alto de ocupación, no hemos sufrido falta de camas. La cantidad fue cambiando porque se han ido readecuando las clínicas, sumando camas críticas. Nosotros personalmente en el hospital comenzamos con 13 camas covid después las duplicamos, hoy tenemos 26 y 48 no críticas.

Paesani. Yo puedo decir que Villa María ha estado a la altura de las circunstancias. Es un importante polo sanitario y se ha erigido como tal en todo el sureste, no solo en lo público sino en lo privado, dio respuestas porque tiene poder resolutivo. Esto es bueno para que mutuales como Apross o Pami tomen nota y puedan concentrar mayores recursos en Villa María. En un futuro tendrán que readecuarse las asignaciones financieras en mayor proporción tanto en lo público como en lo privado.

Gornitz. La realidad en nuestro caso se ha ido modificando porque en marzo hablamos al personal y le planteamos las dudas que teníamos sobre su continuidad laboral por la caída del trabajo y de los ingresos que había sido abrupta, a un presente de tener que contratar a nueve personas y adquirir más equipamiento. Es decir, en pocos meses parece que hubieran pasado años.

Todo el sector hizo mucho esfuerzo y creo que ésta experiencia que estamos viviendo tiene que servir para que en algún momento nos podamos sentar todos y pensar que pasa si esto se repite, si vamos a poder afrontarlo o solo depender del voluntariado, tanto en esfuerzo personal como económico.

Concuerdo con el resto en que el sistema, más allá que funcionaba en forma independiente, se integró rápidamente porque todos nos dimos cuenta que perseguíamos un bien superior.

Quinodoz.  Acuerdo con el resto, creo que el trabajo en este tiempo fue muy arduo y el que no lo vivió de adentro no lo puede dimensionar. Desde aprender a colocarnos los equipos de protección hasta gestionar los insumos. El horror de los precios. El mercado castiga mucho a la salud siendo este un bien público.

Se hizo una readecuación de los equipos humanos dentro de la misma institución. En algún momento estuvimos prácticamente al límite de la capacidad instalada. Pero pudimos readecuar infraestructura y salimos adelante. Esta pandemia nos hizo redimensionar lo que significa Villa María para la región como polo sanitario, público y privado. Y si se pudiera lograr una integración con el primer nivel de atención sería muy bueno.

Yo no creía que íbamos a ser capaces como sistema de soportar esto. En el mes de octubre recibimos cerca de 330 pacientes de la región más los de Villa María. Si en marzo o febrero nos hubieran dicho que tendríamos esa cantidad de pacientes en un mes, creo que ninguno hubiera pensado que éramos capaces. Esto ha demostrado la verdadera potencialidad que tiene el sistema de salud en la ciudad y que muchas veces no está dimensionado hasta por los mismos actores. Y que para una parte de la sociedad hasta está invisibilizado, porque hay como una representación de que la salud en las grandes ciudades es mejor y esto es una verdad a medias.

Creo que el desafío como conjunto es reposicionar a la ciudad en la región como un verdadero polo de salud, sumado a las carreras de medicina. El Hospital Pasteur es un centro de referencia muy importante y esto lo ha consolidado más porque se han estrechado vínculos personales, canales de derivación, de igual manera en la parte privada.

Esto es todo lo positivo pero también hay aspectos negativos, por ejemplo una caída del trabajo en lo público y privado en las áreas que no son covid. El desafío es generar confianza en el usuario para que vuelva a los controles y atenciones, este es lo que se viene hacia adelante.

La salud estaba en crisis antes de la pandemia ¿Tuvieron que invertir para encarar esta situación?
Quinodoz. En el Sanatorio de la Cañada en 2021 apuntamos a sumar servicios médicos de alta complejidad. Estamos trabajando en una serie de proyectos que se van a concretar entre diciembre y febrero, la construcción de un área de neonatología con 18 incubadoras, un equipo nuevo de hemodinamia de última generación que se estará colocando en enero o febrero y un resonador en el área de diagnóstico por imágenes, hay como un mirar más allá.

En el medio, y en referencia a cómo se pudo financiar todo esto, tengamos en cuenta que cuando todo empezó, con lo que pagaba una obra social un día de internación no te alcanzaba ni para ponerte 2 o 3 veces los equipos de protección personal. Eso fue una negociación personal que transcurrió en tiempo paralelo al de la pandemia. Hubo un reacomodamiento, pero en líneas generales los financiadores modificaron los honorarios de lo que le pagan a los actores de la salud. Los gastos que teníamos pre pandemia hoy ya no existen, el consumo es increíble. Como va a terminar impactando a mediano y largo plazo no lo sabemos. A corto se han redireccionado partidas económicas para enfrentarlo.

Muchos financiadores, obras sociales y pre pagas no adecuaron rápidamente los pagos en el monto correspondiente para las empresas de salud. Más aún hoy hay obras sociales que no tienen convenio con el módulo covid.

Arroyo. En cuanto a recursos humanos, creo se fortalecieron todas las instituciones tanto públicas como privadas y esto tuvo que ver con los equipamientos, con las estructura en sí y se han mejorado los procesos en las instituciones. Las formas de trabajar se han readecuado para bien.

El hospital se ha fortalecido mucho en cuanto al número de respiradores, ha tenido aportes desde los gobiernos provincial y nacional. En cuanto al recurso humano se han fortalecidos los equipos de médicos y enfermeros.

Trabajamos coordinados en prevención porque muchos de los médicos atienden en el sector público como en el privado y en caso de contagio se puede perder un recurso en los dos sectores.

Paesani. Nosotros fuimos de los más afectados y eso que por ejemplo en Roentgen se cumple con el protocolo como en todos los institutos de salud. Lo que pasa es que antes del covid más del 53 por ciento de los pacientes que atendíamos venía de la zona, eso se vio disminuido. Además la gente no fue al médico, lo que impactó doblemente.

En marzo trabajamos al 85 por ciento, en abril al 9 por ciento, en mayo a un 40, en junio algunos sectores al 65 y otros al 90. Hoy en promedio no superamos el 65 por ciento.

Pero también es justo decir que internamente sirvió para que podamos hacer correcciones que anteriormente no teníamos tiempo para hacerlas. Hemos contratado una consultora para corregir los procesos. Por ese lado lo veo como bueno entre todo lo negativo.

Hemos trabajado con todos los protocolos y no hemos tenido ningún reconocimiento de las obras sociales. Por dar un ejemplo, el Apross ajustó sus aranceles un diez por ciento de lo que aumentó el impuesto inmobiliario provincial estos dos últimos años.

Esto ha provocado un quebranto en el sistema. Pero rascamos la olla más de la cuenta, rompimos el chanchito e invertimos.

Hemos comprado un resonador nuevo que está llegando en dos meses. Compramos un sistema eficiente con el medio ambiente que nos permitirá no usar más placas ni papel en los informes.  Además adquirimos un robot con un resultado increíble que sirve para la desinfección. Se enchufa y en 10 minutos los rayos UV desinfectan, sirven para quirófano y consultorio.

Realizamos inversiones en equipamiento láser para cirugía ambulatoria y por eso nos eligen porque tenemos flujo laminar que evita el contagio e infecciones intrahospitalarias. Estamos apostando a futuro. Los ATP nos cubrieron 3 meses y todo el quebranto lo hemos soportado nosotros. Por ahí me siento un trapecista sin red.

Gornitz. Coincido con lo que dice Osvaldo de trapecista si red porque no es sencillo hacer proyecciones y todo proyecto o inversión requiere tiempo. Cuando se pasa de una caída del 90 por ciento del trabajo y en nuestro caso pudimos recuperamos, además luego crecimos un 25 por ciento con respecto al año anterior. Creo que la salud está enferma, prueba de esto es que no se ven aperturas de instituciones.

Todo lo contrario, se producen cierres. Esto lleva a la concentración y todo depende del lado que estés del escritorio puede ser negativo o positivo. En nuestro caso hemos podido renovar 9 vehículos, porque no solo trabajamos con Villa María, sino con provincias vecinas. Ya han llegado dos equipos nuevos y esperamos un tercero, además sumamos personal.

Ahora seguimos estando en la cuerda floja, la pregunta es ¿los recursos van a seguir ingresando o no? Ninguna de las instituciones puede tolerar una caída prolongada, me refiero a dos o tres meses como la que vivimos en marzo. Esperemos que de a poco los financiadores tengan un mayor reconocimiento para las instituciones y que se vea reflejado en aportes económicos porque si no todos lo vamos a sufrir.

¿Qué piensan que tiene que suceder a futuro para que se consolide el sistema?
Arroyo. Nuestro sistema de salud está desarticulado el primer nivel con el segundo y el tercero. Si bien se hacen gestiones extramuros para mejorar la coordinación, esta es una debilidad que tiene la provincia desde que se descentralizaron los niveles.

El hospital se ha fortalecido en equipamiento y recursos pero le falta mucho por delante. Estamos instalando el sistema de informatización de las historias clínicas para hacer el trabajo más dinámico y ágil.

Creo en potenciar el vínculo con el sector privado, con los centros de atención primaria y fortalecer las estructuras, estas son herramientas para mejorar y dar respuestas a todos los que lo requieran del sector sanitario.

Quinodoz. Creo que hay un factor limitante para el desarrollo de los equipos de salud en nuestra región: el recurso humano. Hay que trabajar en la planificación estratégica a mediano y largo plazo este tema. Porque se puede invertir, pero sin profesionales nada sirve. Te podés comprar el mejor resonador pero no tenés quien lo maneje.

En el caso del Sanatorio de la Cañada el desafío para lo que viene es darle valor agregado a la actividad que se hace. Fortalecer los procesos de docencia con las universidades para lograr una retroalimentación e incorporar médicos jóvenes con formación en la institución.

Creo que la carrera de medicina tiene que ser un punto de inflexión para lograr que los profesionales se queden aquí, este es el desafío, o que se formen y vuelvan.

Además fortalecer y trabajar en los niveles de asistencias y desarrollar la investigación. Las inversiones deben estar acompañadas de un salto de calidad. Porque no solo hay que ser innovador en las inversiones y la tecnología, creo que el desafío es ser innovador en la captación y la gestión, en alinear los recursos humanos con los objetivos de la institución, eso es un gran reto. Cuando hay pocos recursos humanos y no están alineados con los objetivos de la institución limita el desarrollo.

Nos tenemos que convencer que somos un polo sanitario. El corredor del COE fue usado como ejemplo de buen funcionamiento durante lo que pasamos en la pandemia. Todas estas fortalezas que tenemos hacen que podamos ver las oportunidades, corregir las debilidades y darle para adelante. La amenaza del sistema es la financiación. Pero oportunidades tenemos un montón. 

Osvaldo. Coincido con Darío. Creo que en el sector privado tenemos un tema: si no mejoran los aranceles, no va a funcionar. La gente joven que se recibe no los vamos a poder retener en Villa María si no se mejoran los ingresos. En cualquier lugar de Latinoamérica cobran hasta 4 veces más. Hay una asimetría muy grande, esto es una debilidad y amenaza.

Por otro lado creo que los grandes financiadores se tienen que dar cuenta que la resolución a la problemática de todo el sureste se resuelve en Villa María, por lo que los recursos se deben reasignar.
Falta integración con la atención primaria. Así como se lograron un montón de cosas se debe lograr esto. Tenemos que ser conscientes de nuestro gran poderío.

Gornitz. El futuro, que ya es hoy, es brindar más servicios con menos. Si no se aumentan los aranceles y van acordes a los incrementos de costos que hemos tenido, inexorablemente una menor retribución deteriora todas las estructuras.

Desearía que los financiadores vean esto y corrijan la situación. La clave es innovar, digitalizar. Hay que apuntar hacia la integración porque es un sistema de más con menos y puede llevar a que muchos se extingan.

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