Macri out ¿y Cristina?

 La noticia política de la semana fue el “renunciamiento” de Mauricio Macri para competir por la presidencia, y allí se abrió un amplio debate en torno a las candidaturas de la oposición y también del oficialismo. La decisión del líder del Pro repercutió en la otra vereda y todos comenzaron a preguntarse si Cristina Fernández de Kirchner ratificaría su posición de no competir por ningún cargo electivo (como lo dijo tras el fallo condenatorio en la causa Vialidad) o rectificaría esa decisión y encabezará la futura boleta del Frente de Todos. 


 Incluso algunos la mencionan como posible candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires, y otros ya la postulan como gobernadora, de modo de allanarle el camino a la presidencia a Axel Kicillof. Por estas horas, las especulaciones son infinitas. El cierre de listas profundizará trascendidos, operaciones y fake news. Pero mientras no hayan desmentidas, toda teoría corre a la velocidad de la luz.


 Macri “se bajó” de una candidatura que ni la población había considerado. Mal en las encuestas, sin la posibilidad de ganar la segunda vuelta, el expresidente anuncio que desistía de participar por la presidencia y se ofreció como un mediador entre los candidatos de Juntos por el Cambio. Ante los conflictos internos en varias provincias y CABA, más la durísima disputa entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en el plano nacional, Macri se muestra como “el ejemplo” a seguir para evitar que la sangre se llegue al río. “Si se baja Mauricio, que es líder del Pro y expresidente, cómo no lo van hacer otros”, se sinceró un viejo dirigente opositor local en off de record. Ese -tal vez- es el mensaje.


 Juntos por el Cambio busca priorizar la unidad por sobre las diferencias. En las provincias que no haya Paso, como Córdoba, alcanzar el consenso a partir de la presión para que decline sus aspiraciones aquel dirigente que mida menos en las encuestas. El mejor ejemplo es Córdoba, con Rodrigo De Loredo. El radical medía menos que Luis Juez y anunció que se retiraba de la carrera por la gobernación. Macri esta semana dejó en claro que tuvo “varios cortocircuitos” con el referente de Frente Cívico y que se debían una conversación. No mostró su apoyo, y es una incógnita si lo hará a lo largo de la campaña.


 Con Macri fuera de la cancha, la interna opositora nacional tendrá al menos tres contrincantes y hasta podrían ser cuatro o más. Los mencionados Larreta y Bullrich, la exgobernadora María Eugenia Vidal (también del Pro), los radicales Facundo Manes y Gerardo Morales y la cívica Elisa “lilita” Carrió. Tal vez alguno se baje o se incorpore a alguna de las fórmulas como vice. La oferta opositora despeja el horizonte y el 13 de agosto encontrará resolución en las urnas.


 En el Frente de Todos la situación es más compleja. Cristina dijo que no sería candidata, luego motorizó el “operativo clamor” que solo repiten en los sectores más duros y no logró la adhesión de un solo dirigente por fuera de la estructura K. A Cristina le pasa lo mismo que a Macri. En segunda vuelta le resultaría muy difícil, para no decir imposible, ganar una elección presidencial. 


 Los extremos de la grieta, Macri y Cristina, gozan de un apoyo en sus núcleos duros de la sociedad, pero no penetran en los sectores independientes que rechazan mayoritariamente ambas figuras. Si los números les fueran favorables, no habría declinaciones. Por el contrario. Sí Cristina tiene la posibilidad de encabezar la boleta en Buenos Aires, donde el nivel de adhesión es superior a cualquier otro dirigente (para ser senadora o gobernadora no necesita segunda vuelta).


 Por lo tanto, sin Cristina, si sostiene el anuncio de noviembre pasado, el Frente de Todos tiene un abanico de candidatos con futuros inciertos en las urnas. Sergio Massa sería el postulante del kirchnerismo, Daniel Scioli del presidente Alberto Fernández. Alberto, pese a la presión K, aún no baja su candidatura y quiere buscar su reelección también (los números en las encuestas son peores a los de Cristina). 


 El kirchnerismo alienta además a “Wado” de Pedro y aparecen otros nombres como Axel Kicillof o Juan Grabois. De aquí al 24 de junio, momento de cierre de listas, el oficialismo vivirá una batalla política en medio de la gestión. A diferencia de Juntos por el Cambio, los precandidatos no están definidos, ni mucho menos.


 La ciudadanía muestra en los sondeos un enorme descontento con la clase política. Ni el FdT ni JpC han cumplido en mejorar las condiciones económicas y sociales, todo lo contrario, del 2015 a la fecha el país entró en estado de crisis permanente con inflación altísima y endeudamiento (en dólares y en pesos) descontrolado. Solo un proyecto político serio, con consenso, que permita acordar puntos básicos de cara al futuro, podrá alumbrar soluciones de largo plazo. Caso contrario, el ganador habrá conseguido una victoria más, pero con escasas posibilidades de cambiar la realidad. Se necesita de todos. Políticas de Estado, nada más y nada menos.
 

Martín Alexis Alanis.

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