Menos inflación, menos rosca y más ideas

 Hay un eje transversal en toda la política argentina. La rosca, en tiempos electorales, le gana por goleada a la inflación y a los problemas habituales de los ciudadanos para llegar a fin de mes. La disociación entre la clase política y la sociedad es abismal, hoy más que nunca. “Primero nos dicen de todo y después nos escuchan”, resumió un dirigente local respecto a las conversaciones que mantienen con los vecinos en distintos sectores. Pero la crítica no es para un partido o referente en particular, la crítica es para la dirigencia en su conjunto.


 Mientras la población observa como día tras día se pulveriza su salario, con una inflación mensual de casi 8%; y llegar a fin de mes representa un desafío cada vez más angustiante para muchas familias, la dirigencia solamente piensa en el armado político del 2023, acuerdos y desacuerdos, lugares en las listas y una furibunda pelea por cargos, electos o funcionales, que generan hacia el afuera un rechazo creciente a “la política” en su sentido más negativo del concepto. 


 La política es una herramienta de transformación social, la más importante. En Argentina, sin embargo, es la herramienta de batallas diarias entre partidos, coaliciones, dirigentes, aliados y todo lo que represente un ataque al ego o liderazgo de ocasionales conductores o pseudoconductores. La Argentina vive un todos contra todos, todo el tiempo, insoportable en momentos de enormes dificultades económicas. 


 ¿Qué pensarán los integrantes de una familia tipo que, para no caer bajo la línea de pobreza, necesitan juntar 200 mil pesos mensuales, y al prender la televisión o la radio solo ve y escucha críticas rabiosas entre los políticos? ¿Qué pensará el ciudadano de a pie que se levanta con el alba para llevar el sustento diario (y a muchos ni siquiera así le alcanza) y comprueba que su ingreso se devaluó un 7% respecto al mes anterior, y sucederá lo mismo el próximo, mientras los dirigentes solamente se miran el pupo y hablan de sus intereses personales o partidarios?


 ¿Alguien escuchó alguna propuesta seria para bajar la inflación? ¿Alguien escuchó propuestas para mejorar los ingresos? ¿Alguien escuchó propuestas para reducir la presión impositiva de las pymes, principales generadoras de empleo? ¿Alguien escuchó propuestas para reducir la informalidad laboral? ¿Alguien escuchó alguna propuesta, en definitiva? Son apenas slogans, algunos demagógicos, otros populistas, pero solo eso. Slogans sin explicación alguna, sin fundamentos. La política no tiene tiempo para pensar programas de gobierno, políticas de Estado, medidas económicas que solucionen la vida de las familias; pero sí hay tiempo para rosquear, armar y desarmar, acomodarse en un cargo o una lista.


 Con casi 8% de inflación mensual, 100% anual y descontrol de precios generalizado, más allá de la proximidad de las fechas electorales, la energía debería concentrarse en mitigar (al menos) los aumentos constantes y llevar tranquilidad a trabajadores, empresarios, cuentapropistas, etcétera. Pero el plan de la política es todo lo contrario. Mientras más se rompa, mientras peor le vaya a mi oponente (que incluso puede ser del mismo espacio) mejor, si lo único que importa es permanecer contra viento y marea. ¿La inflación? ¿el dólar? ¿la inseguridad? ¿el empleo? Lo veremos más adelante. Ahora lo importante son las listas. 
 En Villa María. Más de 20 precandidatos a intendente. El peronismo dividido en varias fracciones, no se sabe si sus dirigentes son Frente de Todos, Hacemos por Córdoba o cualquiera otra denominación. El paraguas, más temprano que tarde, o más tarde que temprano, los va cobijar a todos. Juntos por el Cambio directamente no existe. No hay proyecto opositor conjunto, solo expresiones individuales o partidarias. ¿Por qué suponer que fluyen ideas para el futuro si las peleas, desconfianzas y desunión reinan en la previa? ¿Qué podría cambiar después de ganar una elección? Sin plataforma, solo con rosca, el final es como el actual.
 En Córdoba. Están los candidatos a gobernador. Martín Llaryora, de Hacemos por Córdoba, que dice que va a mejorar la seguridad, la salud y la educación. ¿Y si lo hace ahora, que su partido es gobierno? Y Luis Juez, de Juntos por el Cambio, que la única idea ingeniosa fue la publicidad del fernet junto a De Loredo. ¿Si prueban ambos con proyectos de provincia en lugar de títulos y spots sin sentido? No es muy difícil: la población quiere mejorar su economía y vivir seguro, con salud y educación. Basta con leer encuestas o escuchar los reclamos en los medios.


 En Nación. Con un gobierno que mira la debacle sin reaccionar, y una oposición que ya fracasó y que ahora se ataca públicamente, en ambos casos sin norte, la ciudadanía solo puede manifestar su enojo. ¡100% de inflación! ¡45% de pobreza! ¡Una deuda externa descomunal! y todos siguen su jueguito, sus internitas y sus miserias. Les debería dar un poquito de vergüenza. Elegiremos en las urnas lo menos traumático, según la óptica de cada elector. Nadie podrá elegir un buen proyecto político, económico, social, educativo, cultural. Porque sencillamente no lo hay, en ningún estamento. Solo será un juego de nombres. ¿Las ideas? Bien gracias.

Martín Alexis Alanis.

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