Schiaretti en modo presidenciable

El gobernador Juan Schiaretti abrió las sesiones ordinarias en la Unicameral, en su última presentación ante los 70 legisladores provinciales de todas las bancadas antes de culminar su tercer mandato (no consecutivo) al frente del Poder Ejecutivo de Córdoba. Lo hizo con un discurso breve (media hora) y en modo presidenciable, ya enfocado en su carrera rumbo a la Casa Rosada.

 El sueño del gobernador, que busca convertirse en una tercera vía “para superar la grieta”, tal cual se encarga de remarcar en cada discurso, encuentra por ahora pocos dirigentes aliados de peso nacional. El único que confirmó la conformación de un espacio común es el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. El resto de los nombres son, por ahora, especulaciones en base a fotos o reuniones: Alberto Rodríguez Saá, Omar Perotti, Facundo Manes, Mónica Fein, entre otros.

 La apertura de sesiones tuvo dos momentos bien marcados: el inicio, con claras definiciones nacionales y críticas hacia el kirchnerismo; y luego, con repasos de su gestión y anuncios para 2023. En media hora dijo mucho. No hace falta ser largo para decir cosas interesantes. En el recinto no solo lo escucharon propios, entre los que estaban los villamarienses Eduardo Accastello, Nora Bedano y Marcos Bovo, sino también dirigentes de la oposición como Luis Juez y Rodrigo De Loredo, principales adversarios políticos del peronismo en el venidero turno electoral. El intendente de Villa María, Martín Gill, también ocupó un lugar central en el recinto, en el mismo sitio que el intendente y candidato de Hacemos por Córdoba, Martín Llaryora; el viceintendente y precandidato, Daniel Passerini; y el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas. ¿Es una señal de unidad? ¿Una invitación a la unidad? ¿O solo un acto institucional? El tiempo lo dirá. Por lo pronto, la foto es interesante. Nada está cerrado.

 Schiaretti abrió su discurso con fuertes críticas al Gobierno nacional por impulsar el juicio político a la Corte Suprema de Justicia y pidió “respetar la independencia de poderes”. Reclamó calidad institucional y abonar el país unitario que concentra poder en Buenos Aires. “Hay que ser federales enserio”, disparó.

 También rechazó la grieta con “un no rotundo” y le pidió a la dirigencia “que se deje de pelear y le resuelva los problemas a la gente”. “En Córdoba, pensamos en construir antes de debilitar a la oposición”, afirmó, en contraste a lo que sucede en el plano nacional, según su óptica, e insistió con la construcción de “un país normal”.

 En el segundo tramo del discurso repasó su gestión y cerró cada intervención con “eso es el cambio, eso es el progreso”, casi como un slogan de campaña, que busca discutir con conceptos que el macrismo y el kirchnerismo consideran propios. La palabra “cambio” ligada al macrismo duro; “progresismo” al kirchnerismo duro. La vida se construye con relatos, la política también. Lo importante, más allá de las palabras, que por supuesto crean sentido, son los hechos. Y allí está la discusión: en el modelo de país que cada espacio propone. No hay dudas con los dos mayoritarios, el gobernador busca crear uno con su sello pero utilizando las palabras de los otros. Complejo. Pero interesante.

 Ese intersticio conceptual podría sintetizarse “en el modelo de gestión Córdoba”, que Schiaretti se encargó de resaltar con el repaso de sus principales obras y programas. Mencionó los 50 nuevos parques industriales (dijo que serán 60 en 2023); los 2800 kilómetros de gasoductos; las obras viales, “las mayores de la historia”, afirmó; los 10 acueductos troncales y la licitación del acueducto que traerá agua del río Paraná; la extensión de la conectividad; la construcción de más aulas y escuelas; y la gratuidad de 3 gigas para estudiantes de nivel secundario y universitario a partir del 1 de marzo (tal vez el único anuncio fuerte de esta última presentación en la Legislatura).

 La oposición criticó el “modo campaña” del gobernador y le recordó los graves problemas de seguridad y salud en la provincia, más allá de los anuncios de compra de más equipamiento para ambos servicios. Antes le habían reclamado la fecha de las elecciones, pero como dijimos en la columna anterior, esa última carta la jugará Schiaretti en el momento oportuno, con un conglomerado opositor que navega en la indefinición constante más allá de las fotos.

 Schiaretti termina su mandato el 10 de diciembre, le dejará lugar a un dirigente nuevo en la gestión provincial, sea del propio “palo” político o de otro. Será recordado como un gestor, ordenado como buen contador, con errores y aciertos. Ahora se embarcará en su proyecto nacional. Veremos si le alcanza. Le sobra experiencia, le falta armado territorial.

Martín Alexis Alanis.

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