Sin Cristina, ¿Quién será el candidato del oficialismo?
La sentencia por la causa Vialidad Nacional tuvo una consecuencia política inmediata, comunicada por la propia vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner: en 2023 no será candidata “a nada”, ni a presidenta ni a senadora por el oficialismo. La condena de primera instancia por hechos de corrupción, que no la inhabilita para participar del próximo turno electoral, reconfiguró el escenario electoral tras la decisión de no participar en las boletas del Frente de Todos.
El Tribunal Oral Federal 2, con asiento en Comodoro Py, la condenó a 6 años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos por hechos de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública. No le aplicaron ni a CFK ni a ninguno de los otros 8 condenados (4 fueron absueltos) la figura de asociación ilícita. Minutos después de la lectura de la sentencia, repito, en un fallo de primera instancia, la vicepresidenta habló durante una hora en sus redes sociales y apuntó la contra “la mafia judicial”. Y denunció connivencia de jueces, servicios de inteligencia, funcionarios opositores y empresarios mediáticos para armar causas y atacar judicialmente a su figura y al peronismo.
No es motivo de esta columna opinar sobre el fallo. El juicio duró tres años y medio. Solo dos o tres periodistas lo siguieron en el lugar durante ese tiempo. Sería irresponsable señalar si los jueces actuaron a derecho o se trató de un caso de “lawfare”. La oposición asegura que se “hizo justicia”; el oficialismo abona la teoría del “lawfare”. Desde el punto de vista jurídico y de los hechos juzgados cada uno aplicará su verdad. Lo hace la dirigencia política, lo hace usted como lector. Exponer mi individualísima opinión, en este caso en particular, es en vano. El fallo se lee “en clave grieta”, es decir, los seguidores de Cristina lo rechazan y denuncian persecución y proscripción; los detractores lo celebran.
Sí hay un aspecto ineludible: la Justicia Federal de Comodoro Py dicta sentencias con fuertes contendidos políticos. Y además allí se evidencia con contundencia las relaciones del poder real con jueces y fiscales. El viaje a Lago Escondido, propiedad del británico Joe Lewis, así lo demuestra. Quien quiera desconocer esta realidad, más allá del contenido de las sentencias, desconoce cómo funciona la política argentina. La independencia judicial solo ha quedado en las buenas intenciones de la Constitución Nacional. La Justicia Federal es un órgano político más del Estado argentino, el servicio de justicia lejos está de buscar justicia. Sucede en todos los casos afines. Antes, ahora y en el futuro, salvo que haya una reforma judicial profunda.
Por eso, y como dice el título, quiero centrar mi columna en el anuncio posterior al fallo, es decir, la autoexclusión de Cristina para competir por la Presidencia o por cualquier otro cargo en 2023. ¿Quién será ahora el candidato del oficialismo? Automáticamente aparece el nombre de Sergio Massa.
El ministro de Economía se propuso bajar la inflación un punto cada dos meses y enfrentar el proceso electoral con porcentajes que ronden los 3 ó 4 puntos. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publicó esta semana el Banco Central señala que la inflación para el año próximo rondará nuevamente el ciento por ciento y para 2024 y el 75 por ciento. Las consultoras no creen en esta “hazaña” de Massa y plantean números más acordes al contexto. Ojalá que acierte el ministro y se equivoquen todas las consultoras privadas por el bien del bolsillo de todos los argentinos.
Si los aspectos centrales de la macroeconómica comenzaron a ordenarse tras el arribo del tigrense a la cartera económica, con fuerte apoyo del FMI y Estados Unidos, la microeconomía -como siempre señala el referente de este medio, Alberto Costa- verá sus efectos en seis meses. Justo el tiempo de cierre de listas, previsto para el 24 de junio. La suerte de Massa dependerá de su gestión económica. Si mejora el contexto, y logra la unidad de todos los sectores (es, a priori, el que menor resistencia interna genera y más consenso consigue), su candidatura será un hecho. Si los cálculos le fallan, su suerte política quedará librada al azar o a los avatares de la propia política.
Ahora, ¿quién podría asomar como candidato por fuera de la opción Massa? La lista incluye a Wado de Pedro, Axel Kicillof, Jorge Capitanich, Daniel Scioli y hasta el propio Alberto Fernández. El Presidente tiene casi nada de poder y consenso, aunque la política siempre es el arte de lo posible. Quien sea, sin dudas, tendrá el aval de Cristina Fernández. No formará parte de las boletas, aunque sí del armado oficialista. En las últimas horas se habló incluso de “operativo clamor”, de modo que la actual vicepresidenta revea su decisión y compita en las urnas.
En el kirchnerismo reina el desconcierto y hasta el momento el apoyo expresado a CFK gana la esfera pública tras la condena judicial. Sin embargo, puertas adentro ya se pregunta “quién”. Y ese quién dependerá de varios factores. Falta mucho. Seis meses en política en una eternidad. Para este escriba “pica en punta” Massa. La carrera recién larga. A cruzarse los cinturones.
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