A todo o nada por el noveno diputado

A todo o nada por el noveno diputado

 En la recta final de la campaña electoral rumbo a las legislativas generales 2021, la disputa por la famosa novena banca se ha recrudecido entre Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio. El kirchnerismo, lejos de la pelea, muestra más intendentes que cantidad de votos en el territorio más hostil para el Gobierno nacional. En definitiva, a esta altura del partido, con los equipos mirando la hora, la única disputa real desde el punto de víctima fáctico es quien obtendrá un escaño más para Diputados: si el peronismo cordobés o el macrismo-radicalismo-juecismo.

 El gobernador Juan Schiaretti se puso “la campaña al hombro”, como él mismo señaló días atrás, al punto de haber reemplazado Ellas por Él en la acción proselitista, con el objetivo de no resignar esa banca. Los “amarillos”, en tanto, amparados en las últimas encuestas, observan que lo imposible está al alcance de la mano. Expliquemos la situación, y sus consecuencias posteriores. 

 En Córdoba, son 18 los diputados nacionales. Se renuevan 9 cada dos años. Con los resultados de las primarias, Juntos por el Cambio sumaría cinco legisladores, Hacemos por Córdoba 3 y el Frente de Todos 1. Sin embargo, con las encuestas sobre la mesa y la sensación de una victoria arrasadora de Juez-De Loredo en el comicio general del próximo domingo 14 de noviembre, la distribución de bancas podría dejar al peronismo cordobés con una menos. Mientras más votos obtenga Juntos por el Cambio, menos chances tendrá Hacemos por Córdoba de retener los tres escaños. En efecto, la composición quedaría 6, 2 y 1 si en las urnas se confirman los números que proyectan los sondeos previos (Juntos por el Cambio por encima del 55%).

 En Senadores, la suerte está echada y no habrá cambios en la distribución de las tres bancas por la provincia de Córdoba. Juntos por el Cambio se llevará dos senadores (Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero) y Hacemos por Córdoba uno (Alejandra Vigo). La distancia entre el primero, segundo y tercero fue demasiado amplia como para modificar la representatividad para la Cámara Alta.

 ¿Por qué es tan importante para Hacemos por Córdoba no resignar un diputado? ¿Y por qué sumar uno más resultaría un batacazo para Cambiemos? Para los primeros significaría poder de negociación con la Nación; para los segundos mostrarse como una alternativa real de poder para 2023 en la provincia.

 Para el gobernador Schiaretti, un diputado menos le restaría capacidad de negociación con el oficialismo nacional en los próximos dos años. El kirchnerismo necesitará de aliados para aprobar las leyes futuras y el gobernador advierte que los votos de sus legisladores serán claves para aprobar o desaprobar las normas que se traten en Diputados. Pero no es lo mismo negociar con cuatro votos sobre la mesa que con tres (Carlos Gutiérrez fue el único electo en 2019 y sigue hasta 2023).

 Schiaretti se muestra opositor a la Casa Rosada (lo demostró una vez más en su visita a Villla Nueva el pasado miércoles), en busca del votante más opositor al kirchnerismo, aunque a la hora del tratamiento de leyes futuras el peronismo cordobés sin dudas formará parte de todas las discusiones como siempre ha ocurrido en la última década. 

 A cambio, el gobernador exigirá que Nación le retribuya algún beneficio para Córdoba y su gobierno. El mejor ejemplo fue el dinero de la Caja de Jubilaciones en los últimos dos años. Es un toma y daka constante, que se fundamenta en la capacidad de negociación. Con pocos legisladores, esa capacidad se reduce y por ende, los posibles beneficios para el Gobierno provincial.

 En Diputados, en los venidos dos años, ningún espacio político tendrá mayoría ni siquiera para conseguir quorum. Tanto el oficialismo como la oposición deberán trabajar mucho para conseguirlo en cada ley y los votos de las minorías serán fundamentales. El gobernador entiende la importancia de sus diputados y resignar uno le quitaría peso en el concierto del Congreso Nacional. Tal vez puede explotar más esa estrategia si el kirchnerismo pierde el quorum propio en el Senado y allí el voto de Vigo resultaría imprescindible para el Gobierno nacional.

 A Juntos por Cambio un diputado más le permitiría mostrarse fortalecido rumbo al 2023. No solo en su afán de construir una fuerza nacional para pelear por la Presidencia, un hecho que excede las posibilidades solo de los dirigentes cordobeses, sino una alternativa para gobernar la Provincia. Hasta ahora, todas las experiencias anteriores llevaron a la oposición provincial a fracasos tras fracasos. El peronismo gobierna Córdoba hace 23 años y la falta de alternancia es pura responsabilidad de la oposición. Una victoria con más de 30 puntos de ventaja significaría un espaldarazo casi impensado antes de la campaña para intentar revertir esa situación en apenas dos años. 

 La novena banca no es una cuestión de matemáticas. En política nunca dos más dos son cuatro. Se trata de política, para la gestión y para las elecciones ejecutivas venideras. Si Schiaretti logra retener el tercer diputado, respirará aliviado y sentirá que el objetivo se ha cumplido en la provincia más propensa a votar al macrismo. Si lo pierde, deberá recalcular. Juntos por el Cambio debe conseguir “en la cancha” las previsiones previas. Los partidos se ganan con goles. Mientras que el Frente de Todos apenas puede aspirar a no bajar del 9%, y así conservar la única banca que pone en juego. Con ese afán llegó el jefe de Gabinete Juan Manzur en el cierre de la semana. No mucho más. Con ese porcentaje tampoco tendrá poder de negociación con el PJ provincial y su camino futuro mostrará dos alternativas: o ser una fuerza testimonial o acoplarse al peronismo de Schiaretti, Llaryora y compañía. 

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