Municipales: un conflicto con trasfondo político

Municipales: un conflicto con trasfondo político

 Termina una semana calma en la política local, siempre a la espera de la enigmática definición de Martín Gill (¿intendente, diputado o secretario de Obras Públicas?), pero no así desde lo gremial. Luego de muchos años, el Suoem plantó un paro de dos horas por turno el pasado miércoles para reclamar mejoras salariales en la Municipalidad de Villa María. Un hecho que no tenía antecedentes bajo la actual conducción gremial de Sergio Rodríguez.

 En la práctica, el sindicato pedía cobrar un aumento en diciembre (con los sueldos de noviembre), mientras que el Departamento Ejecutivo lo pretendía otorgar a partir de enero (con los sueldos de diciembre). Finalmente primó la postura de la entidad gremial, quien aprobó en asambleas aceptar la contrapropuesta del 10% en diciembre, más otros 10% desdoblados en febrero y marzo (5 y 5). Por tanto, el incremento salarial anualizado para el sector supera el 50 por ciento.

 Más allá del pronto acuerdo, tras una medida de fuerza que apenas duró un día, en el fondo hay cuestiones de índole política que trascienden el justo reclamo de los trabajadores del Municipio local. A pesar de que sus protagonistas lo nieguen en público, la foto del intendente interino Pablo Rosso junto al secretario general de UTEM, Jesús Chirino, el otro gremio municipal que esta gestión nunca reconoció de manera oficial, terminaría de traer obvias consecuencias. Nada es casual en el mundo de la política.

 Apenas unos días después de aquel encuentro, en el cual Rosso habló de un incremento del 18 por ciento, a modo de oferta para la UTEM, el sindicato más poderoso planteó asambleas y paro de dos horas luego de muchos años sin tomar ninguna medida de fuerza contra la actual gestión. El Suoem siempre rechazó la posibilidad de que el Departamento Ejecutivo reconozca ese nuevo gremio y, por ende, que se sume a la mesa paritaria. Vale recordar que Chirino se fue del Suoem luego de mantener fuertes diferencias con la comisión de aquel momento y con el tiempo creó otro sindicato. 

  Además, el actual secretario general del Suoem, Sergio Rodríguez, activo defensor de la gestión de Gill en los primeros años, en el último tiempo no formó parte del grupo de dirigentes gremiales que apoyaron (y apoyan) públicamente al intendente en uso de licencia. De hecho, no participó en ningún acto de campaña en la previa de las elecciones legislativas 2021.

 En el día a día ya se observaba una relación más fría entre el sindicato municipal y el gillismo, pero nadie imaginó un desenlace de este tipo, con paro y reclamos de aumentos salariales. En otros tiempos, en conflictos similares, las diferencias entre el Ejecutivo y el gremio se dirimían con otro perfil, más bajo y sin estridencias. Esta vez, el propio sindicato se encargó de anunciar en los medios de la comunicación las asambleas que se desarrollaban hora tras hora en las distintas reparticiones municipales. Estuvo claro que el gremio quiso mostrar poder de fuego y obligó a intendencia a modificar la propuesta original.

 El Municipio además se quedó sin la posibilidad de negociar de manera conjunta con Villa Nueva, porque la gestión de Natalio Graglia cerró un aumento adicional del 10% para diciembre (con los sueldos de noviembre). Acorralado, sin margen de maniobra, el intendente interino no tuvo otra alternativa que ceder y cambiar la oferta. Incluso la mejoró y la suba salarial terminará en más del 50 anualizada.

 Cuidar la economía del Municipio es saludable, y más en un contexto de crisis producto de la pandemia y de cuatro años de paralización de la actividad. No obstante, más allá de pesos más y pesos menos, nada extraño en una negociación paritaria, las diferencias políticas subyacentes permiten entender que en cualquier negociación salarial no hay solo números y porcentajes para analizar. 

 A pesar de que -tal vez- no se exprese públicamente, cada una de las partes sabe que le molestó del otro. Al gremio la reunión con UTEM; al gillismo la falta de participación política del Suoem en la campaña electoral. Un vínculo fuerte en los primeros años de la gestión de Martín Gill, que se fue perdiendo con el paso del tiempo.

 Las asambleas finalmente terminaron de ratificar lo acordado entre funcionarios y dirigentes gremiales, que destrabó el conflicto (el jueves ya no hubo medidas). Sin embargo, en materia política, la recuperación del vínculo tal vez demore más. Allí hay algo que no está bien. Y solo los actores de esta serie saben qué sucedió para que la cercanía de otros años se convirtiera en la lejanía del presente momento.

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