¿Y si Milei tiene razón en materia económica?

¿Y si Milei tiene razón en materia económica?

 A continuación citaré de manera textual dos párrafos publicados en el sitio infobae.com durante el fin de semana, que tal vez pasaron desapercibidos por la mayoría en función del descanso XXL. Se tratan de proyecciones de la JP Morgan para el año próximo. La nota fue escrita por el periodista Martín Kanenguiser, cuyo título fue “El mayor banco de Estados Unidos anticipó el derrumbe de la inflación y un fuerte rebote del PBI de Argentina en 2025”.

Los dos primeros párrafos de la nota son los siguientes: “El banco más grande de Estados Unidos proyectó que, tras la estanflación esperada para este año, la economía argentina rebotará con fuerza en 2025. En este sentido, el equipo de expertos del JP Morgan pronosticó que el nivel de actividad de este año caerá 3,6% y que los precios minoristas crecerán el 200%, apenas por debajo del 211% del 2023, pero con un fuerte ajuste de precios relativos.

Para 2025 el gobierno de Javier Milei podría registrar dos buenas noticias en simultáneo, según el Morgan: una inflación del 40% y un rebote del PBI del 5,2%. Las estimaciones resultan más optimistas que las del promedio del mercado, que prevén un crecimiento económico del 3-4 por ciento y una inflación cercana al 60% el año próximo, según el último relevamiento de expectativas que publica el Banco Central”.

¿Y si el Presidente Javier Milei tiene razón en materia económica? ¿Si el fuerte ajuste de las cuentas públicas genera en el mediano-largo plazo un rebote de la economía y una fuerte baja de la inflación?

Ya que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (un promedio de estimaciones de las consultoras privadas) avizore un crecimiento del 3-4% del PBI y una inflación del 60% frente a la enorme caída de la actividad de este año, permite alimentar las expectativas oficiales de una recuperación económica en el mediano plazo. También refuerza la expectativa que muchos sectores mantienen sobre este gobierno pese al mal momento actual. 

Pero si a ello le sumamos previsiones mucho más optimistas del principal banco norteamericano, con una inflación del 40% y un crecimiento del PBI del 5,2%, las expectativas son todavía mucho más favorables para el relato oficial de “la luz al final del túnel”. Luego de dos años consecutivos de inflación del 200%, bajar al 40 o 60%; y de la fuerte caída prevista para este año del 3 o 4%, subir entre 3 y 5%, permite mirar el futuro con otros ojos. 

Ahora, hay varias preguntas sobre la mesa: primero, ¿las expectativas son reales o solo acompañan el relato oficial de “estamos mal pero vamos bien”? Segundo, ¿a qué costo social se pueden alcanzar esos valores? ¿cuántos quedarán en el camino? Tercero, ¿la gente podrá aguantar un año calendario completo para luego ver la recuperación económica? Cuarto, ¿y si en el medio algo sucede y todo vuelve a foja cero? Quinto, ¿quién puede certificar a ciencia cierta qué eso ocurrirá en un país tan cambiante como el nuestro?

Milei destaca la presidencia de Carlos Menem y el menemismo en sus mejores momentos tuvo un contraste claro: crecimiento económico, estabilidad monetaria y modernización del Estado y de los servicios públicos a cambio de una enorme destrucción del aparato productivo y un agravamiento en los niveles de pobreza, marginalidad y desempleo. 

La recuperación económica, en esta oportunidad, debería traer aparejados mejoras en los indicadores sociales. Y está claro que el gobierno libertario no lo tendrá en el vademécum como función per se, sino que lo delegará al sector privado. Y está claro que el sector privado en soledad no resuelve las problemáticas propias de una sociedad muy compleja en su concepción y funcionamiento. Puede ayudar, pero no se le puede pedir todo. 

Sin un cambio de mirada respecto a la problemática social, con niveles de pobreza e indigencia que superan el 50%, el gobierno puede enfrentar situaciones graves en el futuro más allá que los indicadores económicos mejoren o puedan mejorar. También le pasó a Menem.

El año próximo sellará el futuro de la presidencia de Milei. Las elecciones de medio término marcarán un rumbo para el líder libertario. O encamina su reelección en 2027, con una victoria en las legislativas; o entra en un camino de espinas difícil de transitar con una oposición vencedora. Una economía en recuperación le permitirá competir con otra fuerza; una economía como la actual lo llevará inevitablemente a la derrota. La paciencia y la tolerancia tienen límites. En este caso es el temporal. No se puede vivir siempre en crisis con las expectativas de mejoras para más adelante. Los argentinos no tienen demasiado tiempo. La crisis no se tolera in aeternum. A cuatro meses de asumir se puede sostener ese discurso, a 18 meses es imposible. 

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