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Campaña desigual, resultado parejo

En esta misma columna se tituló la semana anterior: “A todo o nada, Llaryora o Juez”. En la previa, nada hacía suponer una paridad entre ambos candidatos. 


 Todo era de Martín Llaryora: constante publicidad en medios, redes, vía pública; un inmenso despliegue territorial; acuerdos con extrapartidarios; y el aparato provincial y de la ciudad de Córdoba a su entera disposición. “Ganamos por más de 10 puntos”, decían funcionarios y militantes de Hacemos Unidos por Córdoba en las últimas dos semanas. Algunos llegaron a vaticinar más de 15. Enfrente la nada, o casi la nada misma: un Luis Juez sin publicidad, casi sin cartelería, con el pase de dirigentes al oficialismo, con la salida de Rodrigo de Loredo de la fórmula, con un cierre de listas escandaloso, con escasas declaraciones en campaña, con un Horacio Rodríguez Larreta que impulsaba un acuerdo Juan Schiaretti. El sueño de la gobernación para Juez parecía esfumársele sin poder presentar una batalla digna para el candidato de Juntos por el Cambio.


 Toda esa desigualdad, 10 a 1, o tal vez 10 a 0, no se vio reflejada en las urnas. Lo que pasó el domingo no fue lo que sucedió en la campaña. La diferencia, aún por confirmar, fue exigua. Apenas tres puntos (42.76 a 39.76, con aún 5.10 por escrutar) entre una campaña millonaria, potente, abrumadora; y otra que tuvo en Juez el único factor de atractivo para el electorado, aun con sus bravuconadas o falta de proyectos concretos para gobernar la provincia. En lo político, además, el Pro lo acompañó a medias, el radicalismo un poco más, el juecismo carece de estructura (al menos en el interior) y los “lilitos” no tienen ni tuvieron incidencia en la provincia. Con pocos recursos (en comparación con el oficialismo) casi da el batacazo. ¿Cómo se explica? ¿Por qué, finalmente, ganó Llaryora? ¿Dónde radicó la mínima diferencia? Cinco consideraciones.


1-    Primero, y antes que nada, dos factores: la baja participación del electorado, lo que muestra y demuestra el enorme descontento de la población con su clase política (68.27%). Y el lentísimo recuento de votos en el escrutinio provisorio, que incluso no permite tener la certeza absoluta del resultado final. Habrá que aguardar el escrutinio definitivo para conocer el porcentaje total de la elección.


2-    Llaryora bancó la elección provincial en soledad, sin la ayuda de la dirigencia política del interior. A pesar del aparato, la publicidad y todo lo dicho anteriormente, ganó en los distritos donde gobernó y gobierna, más los acuerdos que logró en el gran Córdoba durante este tiempo con intendentes de la región metropolitana (de allí su candidata a vice, Myrian Prunotto). Ganó en el departamento Capital, por 7 puntos; en Colón por 6; y en San Justo por 16. Allí se explica la victoria final, si lo confirma el escrutinio definitivo. 


3-    Llaryora perdió en el interior productivo, sitio que el Gobierno provincial siempre dijo defender. Allí se hizo fuerte Juez con la marca Juntos por el Cambio. Con una mejor performance en el centro y el norte cordobés, la diferencia se hubiera invertido. No le alcanzó. La oposición ganó por buena diferencia en los departamentos Marcos Juárez, Unión, San Martín, Río Cuarto, Tercero Arriba y Juárez Celman. Perdió en los mencionados en el punto anterior.


4-    Con la obra pública no alcanza. El Gobierno de Schiaretti la utiliza como caballito de batalla. Pero la mala gestión en materia de educación, salud, seguridad y jubilaciones, banderas que incluso tomó su propio candidato en campaña, le quitó miles de votos en relación a la última elección. El elector tiene múltiples motivaciones, no solo evalúa la obra pública. Los conflictos en salud y educación, más los recortes para los jubilados provinciales y la falta de seguridad, hicieron mella en la población.


5-    Hoy, en el fragor de la contienda, han ganado todos y todos a la vez perdieron. El peronismo buscaba un resultado contundente para proyectar la candidatura presidencial de Schiaretti. Ni siquiera subió al palco para saludar a la militancia. Hasta Llaryora se quejó por el lentísimo escrutinio de la Justicia Electoral. Sí retuvo el poder y deberá administrarlo bien o mejor para no perderlo en cuatro años. Juntos por el Cambio, o Juez, no pudo concluir con 24 años ininterrumpidos de un mismo signo político pero dejó la Unicameral y el Tribunal de Cuentas dominado por la oposición. Ya por lo menos hay equilibrio entre las fuerzas, luego de cuatro años con mayoría absoluta en todos los estamentos del Estado.


Por eso, la columna anterior decía Llaryora o Juez. Solo el microclima de la política podía pensar en una diferencia holgada del candidato oficialista. Incluso bancó el resultado desde su gestión y el triunfo es casi suyo en soledad. Juez peleó con pocas armas y casi gana la guerra. Ojalá que algún día el debate de ideas se imponga sobre el aparato publicitario, en Córdoba y en todos lados. Que se debata de política, plataforma, proyectos. Por favor, más política, menos marketing. Lo dijo ayer el electorado.

Martín Alexis Alanis.

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