La primera tarea que se comparte en familia
Cuando estamos decididos a salir de la informalidad que caracteriza a las Empresas Familiares, el primer paso para lograr este ambicioso objetivo es que la familia comience a trabajar en equipo.
Para ello es necesario COMPARTIR el avance de lo que ven al final del túnel.
COMPARTIR significa que van a trabajar JUNTOS.
Y el punto de partida será sin duda alguna CONSTRUIR UNA VISIÓN donde padres, hijos y hermanos aportarán sus puntos de vista respecto de lo que quieren tener como empresa.
Para ello habrá que definir hacia dónde van… ¿Dónde quieren llegar?
En primer lugar, harán un análisis y un diagnóstico para saber dónde están hoy (el punto de partida).
A posteriori, muy naturalmente, surgirán infinidad de acciones para llegar desde donde están ahora hasta el punto definido como “el objetivo a alcanzar”.
Y aquí comienza a surgir lo enriquecedor de este proceso, que no es ni más ni menos que CONSTRUIR ALGO JUNTOS.
Es el paso fundamental para transformar a la familia tradicional (aquella unida por el pasado y por lo que ya tienen en común) en una familia empresaria (la que se encontrará unida por un futuro en común… por un proyecto en común).
Cuando los hijos empiezan a trabajar en la empresa es esencial la construcción de esa visión compartida.
Ponerla en palabras, en hechos, y para eso hay que empezar a preguntarle a cada uno qué quiere… qué quiere que pase.
Normalmente, con distintos matices, todos coinciden en lo que quieren. Luego se lo lleva al papel.
Pero si esto no se define, no se baja a un hecho concreto, es probable que cada uno de los integrantes de la organización tome decisiones e iniciativas en función de su propia visión de la empresa, la que cuando no está hablada ni consensuada, seguramente tendrá diferencias entre los puntos de vista de unos y otros.
Algunos querrán crecer, otros no querrán hacerlo tanto. Estarán quienes pretendan hacer fuerte a la Empresa en el mercado interno, mientras otros apuntarán por el mercado externo, etcétera.
Evidentemente esto genera problemas.
Otra de las virtudes de LA VISIÓN es la de alinear las acciones y facilitar las correcciones de modo totalmente despersonalizado.
La que manda en la organización es LA VISIÓN.
Ante ciertas diferencias solo bastará con remitirse a ella para volver a alinear las posturas sin imposiciones personales.
Ayuda a no desviarse del objetivo elegido entre todos.
Toda la organización debe conocerla.
El beneficio de incorporar esta mirada estratégica hacia la empresa es enorme porque cambia el levantarse cada día para resolver problemas, a dedicar esfuerzos y energías en acciones aplicadas a llevar la empresa hacia dónde quieren que vaya.
Cerrando ya estos conceptos tan fundamentales, es bueno tener presente que LA VISIÓN que definan no será para toda la vida. Esto es algo que habrá que modificarse en el tiempo.
Cambiará como cambia el mundo, la tecnología, la moda, los productos, el entorno, ya que siempre hay ciclos.
Finalmente, y ante una reiterada consulta acerca de si LA VISIÓN puede transmitirse imponiéndosela a la siguiente generación, la respuesta es contundente y es ¡NO!
LA VISIÓN deben construirla juntos.
Recuerden, cualquier camino parece bueno cuando no se sabe a dónde se va.
Cr. Marcelo Masciotta
Consultor en Gestión de Empresas Familiares
M.P. 10-05832-9 C.P.C.E.C.
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