La herencia de Gill

Los números hablan por sí solos. No lo digo yo, lo dijo el propio intendente Eduardo Accastello minutos después de asumir el pasado sábado. La deuda de la Municipalidad de Villa María con proveedores supera los 3 mil millones de pesos, se emitieron en las últimas semanas cheques por 1450 millones y los juicios por pagar podrían sumar otros 800 millones más. Además, los sueldos de noviembre se pagaron en descubierto.


 Esta es la verdadera herencia que le deja Gill a Accastello. Un Municipio “fundido”, como lo manifestaron varios funcionarios tras conocer el arqueo de caja. Accastello calificó la situación de “muy grave”. Por su investidura, no puede utilizar la palabra “fundido”. Es poco académica y hasta ordinaria. ¿Pero a alguien se le ocurre otra mejor para describir la realidad financiera de la ciudad?


 La deuda supera los 5 mil millones de pesos y contando. El número podría seguir creciendo a medida que la nueva gestión avance en el relevamiento inicial. Como se dijo en esta columna, casi que no hubo transición. Solo algunas reuniones y charlas informales. La gestión de Gill esperó hasta último momento para exhibir los números. Y ahora se entiende el motivo.

 
 Accastello deberá afrontar el pago de aguinaldos y sueldos de diciembre sin plata, con enormes deudas en el corto y mediano plazo. En apenas 8 años, el Municipio pasó de un escenario económico muy favorable, superavitario; a este presente lamentable: con deudas y sin plata en las cuentas.


 Gill tuvo un segundo mandato con más desaciertos que aciertos: se fue a los 20 días de asumir y regresó 2 años después porque el Concejo Deliberante no aprobó la extensión de su licencia; la mayoría de las obras en encuentran a la mitad; los barrios totalmente desatendidos; y ahora la ciudad en su conjunto se entera de la durísima realidad financiera de la Municipalidad. Nadie lo sabía, ni el propio intendente electo. Al menos en la magnitud que se evidencia tras el arqueo de caja.


 Pese a sus malas gestiones, algunos dirigentes “son premiados” por la propia política. Gill asume el Ministerio de Mutuales y Cooperativas del Gobierno de Martín Llaryora. Cada uno saque sus propias conclusiones.


 Villa María está en emergencia económica. En una inédita sesión de domingo, el nuevo Concejo Deliberante la aprobó por unanimidad, hasta con el voto de los propios ediles gillistas. Una emergencia de 51 artículos. Gill fue tres veces en 2023 al cuerpo deliberativo, el 1 de marzo en la apertura de sesiones, dos veces más para el informe de gestión. ¿No era el momento de exponer la realidad económica en lugar de largos discursos carentes de información relevante?


 La ciudad transita ahora una nueva etapa. Accastello deberá ordenar las cuentas antes de poner en marcha su plan de gobierno. Arranca menos 10 como en el chinchón. La verdadera herencia del antecesor. 


 

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