Negociar con “la casta”

La mirada política del país está en el Congreso de la Nación. La “ley ómnibus” es clave para el gobierno de Javier Milei y se encontró frente a frente con “la casta” política, con la cual confrontó duramente en la campaña electoral. Ahora, esa “casta” le saca el jugo a la debilidad numérica que tiene la Libertad Avanza en la Cámara de Diputados (apenas 38 legisladores). Ni que hablar cuando el proyecto gire al Senado, si se aprueba en la Cámara Baja (son apenas 8).


 El kirchnerismo y la izquierda rechazan el proyecto de plano. Allí no hay negociación posible. Cuentan con el respaldo de la CGT, la CTA y los movimientos sociales que el pasado miércoles concretaron el anunciado paro general. Pero la llamada oposición “amigable” o “dialoguista”, no le deja pasar una en post de acompañar el proyecto en general y en particular. A Milei no le sirve aprobar el título de la ley, si luego pierde en el articulado en aspectos claves como jubilaciones o retenciones, fundamentales para bajar el déficit fiscal.


 El Gobierno consiguió aprobar el dictamen de mayoría pero con muchas disidencias. Es decir, un acompañamiento general de la mayoría de los integrantes de las comisiones, pero en el articulado quedó abajo. Por eso atrasó hasta el martes la sesión en Diputados. Pese al enojo de Milei (según informó en las últimas horas el diario Clarín, el Presidente habría dicho en una reunión en Casa Rosada que fundiría a todos los gobernadores, independientemente de su procedencia política, por la cantidad de trabas y condicionamientos que le pusieron a la ley ómnibus), “la casta” le puso un freno al avance vertiginoso del nuevo mandatario. 
 No solo que sacó al DNU del proyecto, y el mismo se debatirá en sesiones ordinarias en marzo, sino que obligó a modificar decenas de artículos. Pero también les señaló aspectos no redactados o cambiados en el dictamen, que en las discusiones previas habían alcanzado consenso. Por ejemplo, biocombustibles. Y este aspecto es importante para Villa María, porque una de las plantas más grandes del país está en la ciudad, como AcaBio. También los gobernadores, en conjunto con sus diputados, frenaron el aumento de las retenciones a las economías regionales (quedarían en 0) y ratificaron que no apoyarán ninguna suba de commodities (Milei quiere incremetar las retenciones de maíz, trigo y soja ante una muy buena cosecha).


 El Pro, algunos aliados y otros no, la UCR, partidos provinciales y el flamante Hacemos Coalición Federal que dirige Miguel Ángel Pichetto le señalan al Gobierno su intención de acompañar, pero en aspectos medulares le exige cambios. Ya dijeron que no votarán aumento de retenciones, ni cambios en la movilidad jubilatoria que perjudique a los pasivos nacionales, ni delegación de facultades por un periodo extenso. También hay cuestionamientos al esquema de privatizaciones. 


 Milei fue por todo en un corto plazo y se chocó de frente con aquellos que tanto renegó en la campaña. En democracia, sin consenso, sin negociación, no se gobierna. No es la voluntad del Presidente, es decir de una sola persona, más allá de los votos obtenidos, sino que el conjunto de la sociedad representada en sus legisladores definen hasta donde se puede y hasta donde no.
 

La desregularización de la actividad económica y la preminencia del mercado que pregona Milei y que ha conseguido el apoyo de sectores empresarios, no encuentra el mismo espíritu en la política, que vela por otros intereses, no solo los económicos. Están los ciudadanos, las provincias, los municipios, los partidos, las mezquindades, la rivalidad, etcétera. El Estado avanzó mucho en el control de la economía, la oposición “dialoguista” lo admite y acepta algunas desregulaciones. Pero no todas. Pese al enojo de Milei.


 En las próximas horas hay dos aspectos claves: jubilaciones y retenciones. El déficit no bajará si no cambian las ecuaciones actuales. Y allí “la casta” le dice no. Por ende, o el Gobierno cede y sigue negociando, o deberá buscar financiamiento y achique por otro lado. “La torta” es la misma, el problema es cómo se corta y quien la administra.

Martín Alanis

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