Toda empresa, todo negocio, toda actividad económica o institución necesita comunicar sus productos, sus servicios o la solución que ofrece por el cual es objeto de su existencia y continuidad. Y eso no es algo nuevo.
Desde la llegada de Internet como medio de comunicación global, los medios de comunicación tradicionales han tenido que adaptarse a realidades distintas y cambiantes año tras año. El mix de medios para comunicar va mutando, evolucionando, cambiando permanentemente, de la misma manera que cambió el consumidor, una nueva generación más conectada, más inmediata pero también menos profunda en el consumo de contenidos.
Hoy podemos decir que está al alcance de todos el poder llegar a cada público de cada negocio con nuestro mensaje de lo que necesitamos decir de nuestra propuesta. Porque tenemos cada vez mayor segmentación, mas especificidad y mejores definiciones de públicos gracias a la información que nos brinda la virtualidad.
Pero también tenemos que ser muy estratégicos en la elección de ese mix de medios para alcanzar nuestros objetivos de comunicación. No hay fórmulas preestablecidas que aseguren el éxito ni una determinada inversión que sea la correcta.
A la hora de definir una estrategia de comunicación tenemos que tener en cuenta estos aspectos:
1) Que objetivos perseguimos. ¿Conseguir nuevos prospectos? ¿Generar imagen de marca? ¿Posicionarnos en el mercado? ¿Presentar un nuevo producto? Es fundamental saber exactamente qué dirección le daremos a los mensajes.
2) Cuál es nuestro público objetivo. Mientras más definiciones e identificaciones tengamos de a quienes les ofrecemos nuestros productos o servicios más precisos seremos en la elección de los medios y el mensaje.
3) Definir un presupuesto y un tiempo de campaña. Es la parte más difícil porque históricamente muchas empresas y negocios ven la publicidad como un gasto, y como gasto si puedo evitarlo no lo hago. Y la comunicación es una inversión, no solo puede generar negocios, sino que además construye marca, posiciona, nos da prestigio y reputación.
4) Elegir el mix de medios más adecuado, más eficiente con respecto a los objetivos planteados. Y aquí es donde el abanico de opciones se abre y se diversifica. Vivimos en una era digital, de redes sociales, de inmediatez, pero eso no significa que invirtiendo todo en Facebook y Google nos permita llegar a los objetivos. O no necesariamente. Un correcto mix de medios es el que contempla cumplir el objetivo de comunicación. Por ejemplo, si necesito generar prestigio y reputación una buena opción puede ser publicitar en los noticieros locales de televisión o la radio con más confiablidad en la información. Y hasta en un diario de papel, que si bien no tienen la circulación que históricamente tenían mantienen ese prestigio de confiabilidad y permanencia.
En resumen, elaboremos un mix de medios integral asociado a los objetivos, al mensaje y a la inversión. No nos quedemos con recetas mágicas ni con sentencias preestablecidas como “el correo electrónico murió”, con “ahora todo es Instagram” o con “la televisión ya nadie la ve”, porque no son reales. Con inteligencia y con información precisa se puede diseñar el mejor plan de acción para la inversión publicitaria en medios.
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