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Piel Vegana: un outfit con guiño al medio ambiente

De trascendencia milenaria para la humanidad, el cuero y las pieles pasaron de vestir al hombre de las cavernas a lucirse como una prenda exclusiva. Pero la obtención y procesamiento que implica la industria del cuero va en detrimento del medioambiente. A partir de esto, surgió la Piel Vegana, un producto sustentable, con las características de la piel animal, pero hecho a base de plantas, frutos, hongos... y la lista sigue. Un producto que promete conservar la biodiversidad y el equilibrio ambiental.

La Piel Vegana se define como aquella empleada en la industria textil que no tiene un origen animal. Si bien el término aplica tanto a cueros sintéticos como los de origen vegetal, el verdadero cuero vegano es aquél elaborado a partir del procesamiento de fibras vegetales, como ser cáscara de manzana, uva, ananá, cactus, entre otros. En cambio, el cuero artificial se fabrica a base de poliuretano (PU) y cloruro de polivinilo (PVC); esto significa incrementar la demanda de plásticos; y consecuentemente la cantidad de este material que termina en vertederos, mares y océanos, contaminando los ecosistemas.

Si bien el cuero animal es un subproducto de la actividad ganadera, su curtiembre utiliza, entre otros compuestos, taninos de cromo para evitar su descomposición y aportar flexibilidad; pero se generan derivados tóxicos, como ser el cromo cancerígeno. Estos elementos pasan a formar parte de los efluentes no tratados, contaminando los sistemas pluviales y exponiendo a la población a sufrir patologías, como irritación de vías respiratorias, reacciones cutáneas, daño renal o hepático y hasta cáncer.

Paralelamente, las pieles de especies exóticas como las de serpientes, caimanes, canguros, zorros y peces, se utilizan en una escala menor, pero se obtienen a partir de animales de criaderos, generando una explotación innecesaria y mal habida de la fauna; que para algunos casos incluso están en peligro de extinción.

Recabando lo mencionado anteriormente el cuero vegetal toma relieve en la coyuntura ambiental, como una alternativa sostenible para la industria textil. Es un producto de características similares al cuero animal, que al mismo tiempo evita procesos contaminantes en su obtención y reutiliza materiales que en el mejor de los casos, se destinan a compostaje.

Entre las opciones de cuero sustentable se encuentran Piñatex, una marca española que diseña cuero de piña a partir de las fibras de sus hojas; las cuales se extraen tras la cosecha del fruto y se tratan con ácidos a base de maíz para obtener un producto resistente al agua, transpirable y ligero.

La marca mexicana Desserto emplea el nopal para la creación de cuero de cactus. Esta suculenta originaria de México, tiene la ventaja de crecer en abundancia sin requerir agua ya que sólo necesita la humedad ambiental. Las hojas se extraen, pero la planta mantiene su vitalidad con crecimiento continuo de hojas. El producto final incorpora también poliéster y algodón reciclados, aportando resistencia y durabilidad.

En Portugal, el corcho que se obtiene de la corteza del alcornoque, se ha convertido en materia prima de un cuero que no requiere de compuestos químicos para su elaboración, generando un producto natural y sustentable. De un árbol se extraen cerca de 45 kilos de corcho; renovando dicha corteza sin sufrir daños. Además, debido a su estructura y composición celular, el cuero de corcho es ligero y resistente al agua.


Otras opciones novedosas son Mylo, el cuero fabricado con el micelio del hongo, es decir la estructura que hace las veces de raíz del hongo; mientras que el cuero de uva se fabrica a partir del desecho o más conocido como orujo de esta fruta, combinado con aceite vegetal y poliuretano a base de agua, creando un material resistente y ecológico.

Si bien todas estas innovaciones sólo se adquieren como productos exclusivos y costosos, es posible hacer que la piel vegana no sea una moda y se popularice. El cuero animal ya tuvo una gran presencia en la industria textil, pero hoy debería quedar atrás y pensarse en nuevos hábitos de consumo para los tiempos que se viven. Dicen que el gusto está en la variedad, entonces que conservar la biodiversidad sea la nueva moda; con cactus, corchos y frutas vistiendo los maniquíes de las tiendas de ropa.

Soledad Santa Cruz.

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