Compost Humano: cuando el descanso eterno se enraíza a nueva vida

En la naturaleza todo se trata de ciclos. Se empieza con elementos separados que mediante reacciones químicas se unen, transforman, cumplen una función y se degradan para volver a ser materia prima de un nuevo ciclo. Bajo una mirada simplificada, la vida transita un camino hacia la  muerte, que da lugar a nueva vida. ¿Qué pasaría si, mientras la esencia de las personas perdurase en el recuerdo, la materia se convirtiera en abono del suelo que habitamos? El Compost Humano, aunque el concepto impacte en la retina y las ideas preestablecidas, es la vanguardia en materia funeraria, ya que busca el compromiso con el medio ambiente, al mismo tiempo que le da un nuevo significado a la muerte.

Pensar que el entierro y la cremación son amigables con el ambiente es errático, ya que se necesita talar al menos dos árboles por ataúd (con un promedio de 30 millones de muertes al año); junto a la fundición de metales que se transforman en incrustaciones difíciles de degradar. En tanto la incineración, consume una gran cantidad de energía y emite altas concentraciones de dióxido de carbono a la atmósfera. 

Fueron estos los motivos que impactaron en la demanda de ataúdes ecológicos durante los años más críticos de la pandemia; donde los países más afectados recurrieron a féretros hechos a base de cartón prensado para sepultar la gran cantidad de fallecidos.

Enmarcada en una coyuntura, primero ambiental y luego sanitaria, se vienen desarrollando diversas alternativas, que significan un compromiso con el entorno natural y al mismo tiempo son una solución frente a la escasez de espacios en cementerios, especialmente de las grandes ciudades.

Brevemente, el compost es un fertilizante que se produce mediante la descomposición de desechos de origen vegetal y animal. Se obtiene un sustrato similar a la tierra que mejora la calidad del suelo, tanto en su perfil de nutrientes como absorción del agua. Su uso alcanza la actividad agrícola, jardines y huertas.

A partir de esto surgieron opciones; dos de producción nacional. Una de ellas fue creada por el cementerio Parque del Sol, ubicado en la ciudad de Córdoba y se trata de una Eco Urna biodegradable. El compartimento se entrega sellado con las cenizas en un contenedor de material reciclable; para luego colocar por encima, y sin tomar contacto con las cenizas, el plantín de una especie arbórea. Por último, el kit se completa con unas bolsitas de tierra fértil que se abren y esparcen sobre la planta; quedando la Eco Urna lista para plantarse y seguir con los cuidados de riego naturales.

Otra alternativa es el ataúd Restbox, fabricado con cartón reciclado de cinco capas, más resistente que la madera y más rápido en degradarse, sin contaminar. La firma nacional Argenpack es la que lleva adelante su producción, con una capacidad de 10.000 unidades al día. Son útiles para cremar, inhumar o emplearlo dentro de un ataúd de madera y posteriormente retirarlo para su entierro o incineración, evitando así  contaminar las aguas subterráneas, ya que no posee ceras, metales ni barnices y se reutiliza por la tierra como nutrientes.  

Con más excentricismo llegan dos ideas, una del norte y otra del viejo continente. En Seatle, Estados Unidos, la firma Recompose diseñó un proceso de Reducción Orgánica Natural, que consiste en ubicar el cuerpo, envuelto en una tela biodegradable, en un cilindro de acero reutilizable que contiene una mezcla de madera, paja y alfalfa, fomentando el crecimiento de microbios y bacterias por 30 días. El cilindro se hace girar para que la descomposición sea pareja. Cumplido ese tiempo, se obtiene una tierra limpia que se envía a la familia del ser querido para su uso como abono. Según la compañía el proceso permite ahorrar más de una tonelada de carbono, en comparación a las cremaciones o entierros tradicionales. Actualmente su legalización alcanzó a seis estados, siendo el primero Washington; seguido de Colorado, Oregón, Vermont, California y Nueva York. 

Mientras tanto, en Italia dos diseñadores continúan impulsando el proyecto Cápsula Mundi, que consiste en una urna con forma de huevo fabricada con plástico de almidón, totalmente biodegradable. Las cenizas de la persona se colocan en su interior, para luego enterrarlo y por encima se planta un árbol. El concepto radica en frenar la tala de árboles para fabricar ataúdes y promover la creación de bosques de la memoria. Además están trabajando en cápsulas de mayor tamaño para ubicar los cuerpos en posición fetal, pero esto necesitará del marco legal correspondiente.

Un suelo saludable es aquel que regula la humedad y permite que todas las especies, incluido el humano, prosperen. El cambio climático está encima de nosotros, y las acciones para frenarlo también alcanzan el momento en que abandonemos el plano terrenal. Entonces en ese instante, ¿qué huella vamos a dejar: una que manche el suelo de futuras generaciones, o una que brinde nutrientes, sombra y mayor biodiversidad al planeta?

NOTAS RELACIONADAS

Xinca: Zapatillas hechas de basura para calzar conciencia

“Buscamos desarrollar un producto con menor carga ambiental y lleno de sentido social. Desprendiéndonos de todo, menos de nuestros valores”. La frase forma parte de la filosof&...

Bosque nativo: el 15 de abril vence el plazo para acceder al pago por Servicios Ambientales

 El Ministerio de Ambiente y Economía Circular recordó en un comunicado que extendió hasta el 15 de abril la convocatoria para acceder al Pago por Servicios Ambient...

Inteligencia artificial y tecnología láser al servicio de la agricultura

En tiempos donde el compromiso con el medioambiente es una materia pendiente en la agenda productiva, la inteligencia artificial y la tecnología láser buscan ganar terreno, para pla...

Córdoba abre un Registro Circular para avanzar en la producción sustentable

 El Ministerio de Ambiente y Economía Circular de la Provincia presentó el programa Registro Circular, una iniciativa que permitirá articular alianzas estratégica...

MÁS LEÍDAS