Hidrógeno Verde

La receta para completar la revolución energética

El cambio climático se manifiesta desde hace décadas, pero aún queda un largo camino para que las economías alcancen la completa transición energética hacia fuentes limpias. Frente a este escenario las miradas se dirigen al Hidrógeno Verde, un combustible obtenido mediante energías renovables, convirtiéndolo en un combustible sostenible.

El hidrógeno es el elemento químico más abundante del planeta, encontrándose combinado con otros elementos, como el oxígeno para formar agua o al carbono dando lugar a compuestos orgánicos. Es por esto que se considera un vector energético, ya que requiere de un proceso químico para ser fuente de energía.

A su vez, según el proceso de extracción, se distingue el hidrógeno gris, azul y verde. Los dos primeros requieren de combustibles fósiles y su producción libera grandes concentraciones de dióxido de carbono; en tanto que el hidrógeno verde se obtiene sin generar emisiones contaminantes.

Para producir hidrógeno verde se necesita de la electricidad generada por energías renovables, como la solar o eólica. Dicha corriente eléctrica se transmite de manera continua dentro de un dispositivo que contiene agua, dando lugar a la electrólisis; la reacción química por la cual la electricidad disocia la molécula de agua en sus componentes: hidrógeno y oxígeno, en estado gaseoso. Luego el combustible verde se almacena y el oxígeno se libera a la atmósfera.

El depósito de este gas se sucede en tanques específicos y al momento de necesitarlo se vuelve a convertir en energía ingresando a una pila de combustible. Allí se sucede el proceso inverso: el hidrógeno se une nuevamente con el oxígeno procedente del aire, generando una corriente eléctrica como fuente de energía que libera vapor de agua como único residuo.

Un ecosistema ideal sería aquel donde toda la ciudad se abasteciera de la energía renovable del sol y de los vientos, generando un excedente si el consumo es inferior a la producción. Luego esa energía sobrante se almacena para suplir la demanda en otro momento. Allí es donde el hidrógeno verde tiene gran valor, ya que su obtención, almacenamiento y producción no emite contaminantes. Además, posee alta densidad energética, es decir que a baja concentración del gas se obtienen grandes volúmenes de energía.

A pesar de sus beneficios, este combustible presenta una gran barrera, que es la demanda de agua pura para su extracción. Esto genera escepticismo frente a la crisis hídrica actual, aunque sus promotores afirman que los beneficios superarían este problema. De todas maneras, hay grupos de estudios que se encuentran trabajando en la desalinización del agua de mar como alternativa.
En la región sudamericana, Chile lidera con dos proyectos que prevén ponerse a prueba en 2024. En tanto Argentina aún espera la aprobación de la ley que regule el proyecto de la firma Fortescue para construir una planta de producción de hidrógeno verde en Sierra Grande, provincia de Río Negro, y que está trabada por la falta de marco regulatorio.

El hidrógeno verde se perfila como sustituto del combustible fósil para lo cual será necesario sumar un fuerte desarrollo económico y técnico entre el sector público y privado, para avanzar rápidamente hacia la producción y consumo de energía limpia.