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Imagine un helado con los sabores más exquisitos, un licuado fresco o un plato de comida que esperaba deleitar todo el día. ¿Qué pasaría si al degustar estos placeres también termine por ingerir la cucharita, el sorbete o el mismísimo plato donde estuvo la comida? Esto es totalmente posible gracias a la innovadora propuesta de los utensilios comestibles, cuyo propósito principal es mitigar la generación de plástico y su consecuente impacto ambiental, al mismo tiempo que mejorar sustancialmente la experiencia del buen comer.
Si degustar una cuchara o un plato puede resultar desabrido, basta pensar en dos aspectos fundamentales para revertir eso. Por un lado, anualmente Estados Unidos consume 40 mil millones de cubiertos de plástico tales como cubiertos, vasos, platos y sorbetes, mientras que India alcanza los 120 mil millones y Argentina 300 millones. Inevitablemente esto se traduce en una sobrecarga a los ecosistemas que reciben estos residuos, afectando el equilibrio trófico y contaminando el ambiente.
Al mismo tiempo, el uso de vajilla sustentable es una experiencia para el paladar que combina el plato principal con un utensilio que hace las veces de galleta; crocante, dulce o salada, generando sabores y texturas atractivos para el comensal.
En su composición están los múltiples beneficios nutricionales y ambientales. La base de la receta puede ser harina de arroz, sorgo, trigo o mijo, incluso una combinación de éstas, que da lugar a una pasta lista para hornearse y ser resistente para entrar en contacto con líquidos calientes o fríos sin deshacerse. Además, alguna de las variantes que se encuentran en el mercado cuentan con aromas como menta, jengibre o pimienta negra, aportando al perfil del producto. Otro aspecto importante es que se elaboran sin conservantes, ni grasas saturadas o lácteos; y en algunos casos sólo se emplean harinas que lo transforman en un producto apto para celíacos.
En términos de sustentabilidad, los cubiertos comestibles son 100 por ciento biodegradables, ya que una vez empleados, si no se ingieren pueden volver a la tierra como abono, para descomponerse naturalmente y contribuir a la fertilidad del suelo. Así mismo se reduce el uso plástico y de los recursos naturales, principalmente el agua, contribuyendo a preservar los sistemas ecológicos.
Al momento de usarlos resisten entre 20 a 30 minutos sumergidos en líquidos, mientras que su fecha de caducidad se puede extender hasta los tres años si se almacenan en condiciones adecuadas. Su funcionalidad es homóloga a un cubierto de plástico, ya que son igual de resistentes al momento de emplearlos.
Y por si había algo que podía dificultar su adquisición, no es el caso para este ingenioso producto. En Argentina, un joven emprendedor llamado Agustín Vierheller fundó Ecobella, la empresa encargada de fabricar palitos de sushi, cucharas de helado y revolvedores de café a base de harina de arroz, los cuales se consiguen en el mercado interno y externo. Por su parte, la firma Ecotown importa y comercializa vajilla sustentable de Biotrem, la empresa polaca que elabora sus productos a partir del salvado de trigo, tales como bowls, platos y cubiertos.
Con el mismo propósito, la empresa española Voilá busca concientizar a partir del lema “usar y comer” en lugar de “usar y tirar”, para que los utensilios sean funcionales y también un alimento. Entre sus opciones se encuentran las cucharitas, palitos de helado, tenedores y cuchillos; todos elaborados a partir de harinas sin gluten y con diversos sabores. En tanto, la empresa madrileña Gloop tiene además de los productos ya mencionados, los sorbetes para cocteles y licuados.
Cada vez son más los interesados en comprometerse al medio ambiente, y el rubro gastronómico también quiere ser parte de ese cambio de paradigma, con propuestas que no generen residuos, saludables y por supuesto, que enaltezcan las propuestas que llegan a cada comensal. Nada mejor que degustar hasta la última migaja de tu plato, literalmente.
Soledad Santa Cruz.
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