Residuos Industriales: un asunto pendiente que se sigue amontonando

 En Argentina, más de 400 mil empresas generaron en el último año 18 millones de toneladas de residuos peligrosos, de los cuales sólo el 7.1% recibió el tratamiento adecuado. Este número se desprende del informe elaborado por el Observatorio de Residuos Peligrosos de la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad de Buenos Aires; en un trabajo conjunto con CATRIES (Cámara Argentina de Tratadores y Transportistas de Residuos Industriales y Especiales) y CAITPA (Cámara Argentina de Industrias de Tratamiento para la Protección Ambiental). Ambos organismos buscan sensibilizar sobre la relevancia en la gestión adecuada de los residuos. Cifras alarmantes en un escenario climático que escala el termómetro.

 Como parte de la actividad industrial y el desarrollo económico, los residuos peligrosos, no peligrosos y patogénicos constituyen un aspecto importante de las empresas a la hora de medir cuál es el impacto ambiental  que dejan tras su paso. A partir de ello, CATRIES con sede en Rosario y CAIPA en Buenos Aires, pero ambas con jurisdicción nacional, buscan de manera conjunta impulsar una gestión adecuada de este tipo de residuos. Desde hace unos años ambas cámaras vienen agrupando a empresas que se dedican a la gestión integral de residuos, mediante un sistema de recolección, transporte, tratamiento y disposición final, con equipamiento especializado y en un marco legal definido. 

 A partir del informe elaborado por la Universidad Nacional de Rosario y su par bonaerense, se estima que en el país existen alrededor de 402.711 empresas responsables de generar 18.214.675 millones de toneladas de residuos. Durante el 2023 únicamente 33.983 firmas (8,44%) trataron el 7,1 por ciento de los desperdicios industriales; es decir 1.293.820 toneladas. “El objetivo de las Cámaras es visibilizar el problema y dimensionarlo, para impulsar medidas que reduzcan a cero los residuos no tratados”, indicó la presidenta de CATRIES, Claudia Kalinec.

 Las cámaras realizan encuestas mensuales a las empresas asociadas con el objetivo de elaborar documentos que pongan en relieve la problemática, ya que no hay casi datos oficiales del sector a nivel nacional. Del informe elaborado por el Observatorio en el período anterior (mayo 2021 a abril 2022), en el país se habían producido 11.251.862 toneladas de residuos industriales, de los cuales solamente se trataron 1.080.029 toneladas, un 9,6%. Si se compara de un año a otro, se generaron casi siete toneladas más, pero su tratamiento no creció en igual proporción.

 Consultada por el bajo nivel de compromiso empresarial, Kalinec aseguró que el motivo es “principalmente económico”, ya que las sanciones no son representativas y “contaminar sigue siendo más barato”. En la misma línea sostuvo que la principal medida es “controlar más y penar con prisión a los responsables”. 

 Actualmente se está intentando avanzar con un proyecto que actualice el valor de las sanciones económicas. Se trata de la Ley 24.051 de residuos peligrosos que tiene más de 30 años desde su sanción y cuyos montos, totalmente desactualizados, tienen un tope de  500.000 pesos, valor que ni siquiera desalienta la continuidad de una mala gestión de residuos.

 Cabe recordar que a nivel nacional la Subsecretaría de Ambiente es quien tiene la potestad de habilitar las plantas que cuenten con un esquema para mitigar su impacto en el ambiente. Mientras que en la provincia de Santa Fe se encarga el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático. La ausencia de un control riguroso por parte del Estado y políticas que promuevan la protección ambiental son dos factores claves que deberían revertirse si la intención es cambiar el panorama desalentador.

 Frente a lo expuesto, el resultado es un mayor descarte de materiales peligrosos, no peligrosos y patogénicos en el medio ambiente. Como consecuencia, se contaminan los suelos, el aire y los cuerpos de agua, afectando gravemente la salud humana y la biodiversidad, aportando al saldo negativo que significa el calentamiento global. 

 Es fundamental hacer consciente que sólo el accionar individual y colectivo de las personas es lo que puede frenar el cambio climático. Las empresas son una pieza importante en el esquema económico de cualquier país, pero también deben ser protagonistas para generar un cambio en la cultura ambiental, eligiendo una gestión adecuada tanto de lo que producen como lo que desechan.

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